El Litoral | Enrique Cruz (h)
Los tiempos que vive el país no ayudan, pero la ganancia es grande y se debe hacer pensando en el futuro del club.
El Litoral | Enrique Cruz (h)
El jueves 30 de octubre de 2014 se llevó a cabo una asamblea en Unión. Ese mismo día, en una entrevista a El Litoral, el presidente tatengue, Luis Spahn, señalaba como frase principal de la entrevista: “Hay que vender La Tatenguita, pero si quieren morir con la joya de la abuela, lo respetaré”. Y enseguida daba a conocer sus motivos: “Yo quiero explicarle a la gente que La Tatenguita nos cuesta más de un millón de pesos anuales y que la prestación deportiva y social no es grande. No es un retroceso. Pero si nosotros cambiamos una cancha de fútbol, una actividad social reducida y una colonia de vacaciones, que es lo que hoy tenemos en La Tatenguita, por un predio con ocho canchas de fútbol, dos de hockey y un lugar de concentración para el plantel, estaríamos dando un paso adelante. Es mi opinión. La Tatenguita hoy quedó en una zona residencial, no en una zona de campo como lo era cuando se construyó. Pero si la gente prefiere morir con las joyas de la abuela, lo voy a respetar porque nunca haré nada que vaya en contra de la voluntad del socio de Unión. La propuesta es clara. Si tuviésemos 400 o 500 socios que vayan en verano y 200 en invierno, habría un objetivo para mantenerla. Pero los dueños del club son los socios, eso está claro. Y tenemos que interpretar lo que ellos quieren... A mí me parece que la gente querrá cambiar obra por obra, y no para sanear el pasivo. O sea, inmueble que dejamos de tener, reemplazarlo por inmueble mejor. A lo sumo, si llega a haber un remanente luego de comprar y construir el predio deportivo, hacer obras en el club o terminar la tribuna”, fue, hace casi tres años y medio, la opinión y la propuesta de Spahn.
El sábado, Jorge Cíceri, tesorero de Unión, habló de lo que está faltando para terminar la tribuna sur. Lejos de aquella idea lanzada allá por 2011, cuando en la euforia del ascenso se presentó un proyecto integral y general de ampliación del estadio que contemplaba obras en los cuatro sectores —dentro de las limitaciones propias de un estadio enclavado en plena zona urbanizada—, ni siquiera se pudo terminar con la primera parte y se sabe que es un motivo de preocupación de los dirigentes. “Nosotros priorizamos lo deportivo en este año futbolístico, no vendimos a nadie y si bien tenemos el plantel al día, para generar los recursos que necesitamos para terminar la obra, o sea unos 30 millones de pesos aproximadamente, hay que pensar en la venta de un jugador”, señaló Cíceri.
Cuando a fines de los 70 se decidió la construcción de La Tatenguita, la realidad deportiva del club era diferente. En ese entonces, por ejemplo, Unión no jugaba los torneos de Afa. Era el fútbol profesional y las divisiones de la Liga. La visión de aquellos dirigentes fue parcial. Había que “renovarla” con el tiempo, pero no se hizo. O no se pudo hacer.
SUB
Hoy, Unión es un club de Primera División que participa en los torneos de Afa y Liga. ¿Cómo hace?, moviliza un plantel profesional a un predio que debe alquilar (Casasol) y allí también se concentra. Y con las inferiores, hay que alquilar Los Molinos. Los planteles de Unión se entrenan en Casasol, en el club, en Los Molinos y en La Tatenguita.
Cuatro lugares, de los cuáles los que más le sirven no son propios: Los Molinas y Casasol. A eso se debe sumar el gasto de traslado. Sin necesidad de manejar números finos, se puede llegar a la conclusión de que el costo de estructura del fútbol de Unión debe ser muy grande en estas circunstancias. Y algo se tiene que hacer.
También la cancha es una prioridad. Hay que cumplir con los que, en su momento, aportaron para la construcción de algo que no se terminó. Y esto también hace a la estética de un estadio que Unión fue transformando en su momento para convertirlo en un verdadero “chiche” que provocaba orgullo. No es sólo una cuestión de capacidad, sino de comodidad y de hacer que el simpatizante o el socio se sienta cada vez más cómodo, adecuándose también a las condiciones de seguridad. Los dirigentes lo saben, ¡claro que lo saben! Pero se debaten entre lo que deben hacer, lo que quieren hacer y lo que cuesta hacer. Sobre todo esto último.
SUB
Unión hace planes con el dinero que Rosario Central le debe dar por el pase de Mauricio Martínez, por el que el club tiene todavía el 50 por ciento de los derechos económicos. Unión se asegura un ingreso mínimo algo superior al millón de dólares limpios si es que el santotomesino no es vendido antes, en cuyo caso llegará a Santa Fe la mitad del valor de esa venta.
Unión también hace planes con la posibilidad de vender a alguno de sus jugadores. Lo que dijo el tesorero, cuando aclaró que en este torneo se priorizó lo deportivo —Madelón lo expresó en varias ocasiones, sobre todo cuando se hablaba de las posibilidades para Soldano o para Gamba— y que seguramente las cosas cambiarán cuando finalice esta temporada y puedan llegar nuevos ofrecimientos por sus jugadores.
Estos son recursos extraordinarios, la pregunta es: ¿alcanza para concretar estos planes que parecen convertirse en “sueños” cuando alguien los plantea?. Es un desafío que en Unión habría que plantear, agudizando el ingenio en algunos casos o proponiéndose la toma de decisiones fuertes para generar esa infraestructura propia que se ha quedado en el tiempo y que hoy lo obliga a dividirse y a ocupar lugares que son ajenos al club.
Volvemos al principio: octubre de 2014. El tema está dando vueltas por la cabeza de los dirigentes desde hace tiempo. Y a los socios se les planteó. Quizás sea un tema en el que haya que ponerse a pensar —y trabajar— seriamente, pensando sobre todo en las generaciones futuras y en el crecimiento deportivo e institucional.