Lía Masjoan
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Mientras muy cerca de Ecuador, en las profundidades del océano Pacífico, los expertos climáticos ya miden temperaturas superiores a lo normal, y anticipan la llegada de un nuevo fenómeno del Niño a Sudamérica; en la Argentina el Instituto Nacional del Agua emite un alerta por crecida de ríos en todo el Litoral. Estos dos fenómenos todavía no tienen relación entre sí, pero podrían complicar en los próximos meses la situación de algunos sectores de la ciudad de Santa Fe, tan vulnerable a estas inclemencias.
Nadie arriesga aún el impacto ni la intensidad que tendrá El Niño. Tampoco las zonas de la región que resultarán más afectadas. Se espera, sí, que las lluvias intensas que suele traer comiencen a caer a partir de la primavera. Pero la experiencia indica que el fenómeno suele quedarse por varios meses.
El pico de crecida del Paraná llegaría a fines de este mes, afortunadamente en una de las épocas menos lluviosas del año. Sin embargo, según los primeros pronósticos, será un tanto mayor al que se registró el año pasado, y se producirá sobre una cuenca que ya está unos centímetros por encima de su valor normal.
De cuánto baje el río entre el invierno y la primavera; y de la intensidad con que El Niño llegue a la región, dependerá el grado de complicaciones que tendrá que afrontar la ciudad. El peor escenario es la combinación de los dos factores: ríos altos (con napas elevadas que impiden el rápido escurrimiento del agua en superficie) y lluvias intensas.
Antes de que todo llegue, la Municipalidad ya abrió el paraguas y se prepara para afrontar un año con mucha agua. Revisar y poner a punto las defensas costeras, en coordinación con el gobierno provincial, y toda la infraestructura de desagües será el principal desafío a afrontar, si se cumplen los pronósticos.