Lic. en Economía Alberto Papini
Docente Universitario
Integrante de la Mesa de Profesionales Movimiento Evita de Santa Fe
La Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) -elaborada por el Ministerio de Trabajo de la Nación- releva mensualmente de manera permanente el mercado y tiene por objetivo conocer la evolución del empleo y su estructura en las empresas privadas, excluyendo al sector primario.
Durante el 2º trimestre de 2014, el índice de empleo registrado en las empresas con más de 10 trabajadores del Gran Santa Fe relevadas por la EIL, presentó una disminución del 0,4% en abril, estuvo estable durante mayo y en junio tuvo una leve recuperación del 0,1%.
Es preciso aclarar que la dinámica del empleo es conveniente analizarla en función de las tasas de entrada y salida al mercado laboral y no solamente por la cantidad de altas o bajas.
La tasa de entrada es calculada como la proporción de las altas del mes sobre el total de empleo del mes anterior, y la tasa de salida como la proporción de las bajas sobre el total del empleo del mes anterior.
El análisis debe efectuarse sobre ambas tasas, ya que todos los meses se producen altas y bajas, puesto que si tomo sólo la cantidad de altas y no considero las bajas tendré un análisis más optimista del real y si tomo la cantidad de bajas sin tener en cuenta las altas tendré un resultado de tendencia pesimista.
Por ello, deben tratarse ambos indicadores en forma conjunta para tener una visión más cercana a la realidad, es decir, no guiarse por la magnitud de altas o bajas, sino por la cantidad de altas y bajas en relación al total del empleo, para valorar con exactitud su importancia relativa.
El promedio de la tasa de entrada del segundo trimestre de 2014 fue de 2,1% y el promedio de la tasa de salida del mismo fue de 2,2%, la magnitud de la caída es leve y no alcanza para generar una contracción interanual del empleo, puesto que el índice de empleo de junio de 2014 todavía es superior al de junio de 2013.
Durante el segundo trimestre de 2014, se observa una tendencia descendente de los dos índices (de entrada y de salida), en junio la tasa de entrada fue de 2,1% y la tasa de salida de 1,9%.
Una de las características principales del moderado descenso del nivel de empleo en el 2º trimestre de 2014, es que la caída del número de puestos de trabajo formales no se debe a un aumento de las desvinculaciones de personal en general, ni de los despidos en particular, sino que es el resultado de una sensible contracción del volumen de incorporaciones de nuevos trabajadores.
Se advierte que a partir del 1er. trimestre de 2014, tanto la tasa de entrada como la de salida presentan una tendencia declinante.
Este comportamiento ya se ha verificado en otras etapas de incertidumbre o de crisis. Por un lado, los empleadores deciden no reemplazar la totalidad de los empleados que, habitualmente y por distintos motivos, se retiran de sus empresas. Por el otro, los trabajadores, ante un contexto de mayor incertidumbre, reaccionan reduciendo su movilidad laboral, siendo menos frecuentes las renuncias.
En este marco, es habitual que el volumen de despidos no crezca, básicamente por el hecho de que las dotaciones de personal se reducen como resultado de una baja en el número de contrataciones.
En efecto, se comprueba que dichas tasas son inferiores a las registradas en períodos de gran crecimiento como el 2007, donde la tasa de entrada fue de 3,1% y la tasa de salida de 2,7%.
Es decir, que actualmente se están dando menos bajas que en períodos de auge, aunque, también se verifican menores altas por la contracción económica, de ahí la importancia del Estado como impulsor de la economía en estos períodos, es decir, la práctica de políticas anticíclicas.
Además, de deberán remover las barreras estructurales como la modificación del sistema financiero para aumentar el crédito productivo, nueva ley de control de remisión de utilidades de empresas extranjeras y redefinición de una política industrial sustitutiva para reencauzar el sendero del crecimiento logrado entre 2003 y 2013, evitando el cuello de botella del sector externo que es el histórico talón de Aquiles de la economía argentina.