A continuación se presentan algunas estrategias que se pueden aplicar frente a un posible acoso escolar.
- Alrededor de los 9-10 años la conexión con el grupo de pares es fundamental, el aislamiento es una de las situaciones sociales más dolorosas para los chicos y puede estar acompañada de situaciones de maltrato de los pares. A través del deporte o un hobby se puede ayudar a los chicos a conectarse con sus pares y reducir el aislamiento. Este tipo de actividades ofrece a los chicos, la chance de encontrar refugio y una posible plataforma para la consolidación de la autoestima y la confianza personal.
- Enseñar a los niños a calmarse y controlar el llanto a través de ejercicios de respiración. Esto les permite tener más dominio sobre sus conductas y no quedar tan a la merced del acosador.
- Respirar y no tomárselo tan seriamente. Que los chicos puedan ver que “ese chico es malo con todos, no es solo contigo”.
- Descatastrofizar: transformar el hecho en una catástrofe lleva al pánico.
- Escuchar: Cuando los chicos escuchan de un adulto que el bullying está mal, eso ya ayuda a la autoestima y la confianza en si mismos.
- Educar las emociones. Ayudar a que los chicos puedan nombrar y registrar la gama de emociones.
- No usar frases como “no le hagas caso”, “aguantatela”. Esto cierra los canales de comunicación. Utilizar esta oportunidad para sostener conversaciones abiertas en donde puedas enterarte lo que está ocurriendo en el colegio y así poder armar un plan de acción.
- Enseñar al niño a hacerle frente a la intimidación sin exponerse a ser maltratado ni derrotado en una pelea. Practicar en casa para que el niño aprenda a ignorar al acosador y/o crear estrategias enérgicas para saber qué hacer frente a la situación de acoso (por ejemplo decir “no”). Ayudar al niño a identificar a maestros y amigos que pudieran ayudarlo en caso de ser víctima de maltrato.
- Establecer límites en relación con la tecnología: los chicos necesitan la mirada a largo plazo de un adulto acerca de las consecuencias que sus acciones pueden tener. “¿Qué pasa si un futuro empleador ve tu Facebook?” En las pantallas y en los video juegos no aparecen las consecuencias inmediatas por agresiones o crueldades, no surge la capacidad de reparar el daño causado. La sobreexposición a las pantallas genera menos empatía. Los padres deben colaborar a construir esta habilidad emocional básica para los vínculos sanos y responsables