Por Danilo Chiapello - [email protected]
Un padre de familia fue muerto a balazos y su hijo adolescente quedó herido al cabo de un violento asalto domiciliario ocurrido hoy en el corazón de barrio Barranquitas.
El grave episodio fue llevado a cabo por dos sujetos -uno de ellos menor- los que fueron apresados, cuando intentaban darse a la fuga, por policías que se encontraban en el sector investigando el robo a un comercio ocurrido durante la madrugada.
Todo se desarrolló en el interior de una finca ubicada en Pedro Zenteno 3669. Se trata de un inmueble de dos plantas donde, desde hace muchos años, reside Luis Filippi (47) junto a su familia. Tanto el nombrado como los demás miembros del grupo, gozan de un excelente concepto entre sus vecinos, los que hoy no podían superar la conmoción por lo ocurrido.
Secuencia trágica
Minutos antes de las 11 llegaron al lugar dos rufianes, que se conducían en bicicletas. Ambos dejaron los rodados en la vereda. El mayor, de unos 20 años, acompañado por un jovencito, de 17.
Sin ninguna demora los cacos se metieron en la finca y se dirigieron hacia la parte superior donde sorprendieron a Luis Filippi, que se encontraba junto a su hijo, Américo, de 17 años. Ambos sujetos sacaron a relucir sendas armas de fuego con las que mantuvieron a raya a sus víctimas.
Fue entonces cuando comenzaron los reclamos por el dinero. “¿Dónde está la plata?, “¡Queremos la guita o los vamos a matar a todos!” decían a los gritos, mientras lanzaban las amenazas.
Era tanta la furia de los delincuentes que sus expresiones fueron escuchadas incluso por otros familiares que se encontraban en la planta baja de la casa, en una situación que los llenó de un lógico terror.
En medio de tan difícil trance se supo que el hombre intentó calmar a los rufianes, a quienes les dijo que se lleven todo lo que quieran, pero que por favor terminen rápido con el asunto.
Lo peor
Sin embargo algo obró como un rayo en el ánimo de los malvivientes que decidieron hacer uso de las armas que llevaban. Y fue así como comenzaron a disparar sin piedad contra sus víctimas, convirtiendo el lugar en un verdadero infierno.
Luis Filippi (el padre) fue alcanzado por varios balazos, que lo dejaron gravemente herido. Su hijo, Américo, resultó con dos impactos de bala en las piernas.
No caben dudas que los rufianes intentaron ejecutar a sus víctimas, por cuanto en el lugar se escucharon más de diez detonaciones.
Golpe de suerte
Concretada la cobarde acción sus autores decidieron que era hora de darse a la fuga. Claro que antes cargaron consigo un equipo de Play Station con el que salieron a la vereda. Y es aquí donde la historia toma un curso trascendente.
Hoy se supo que esta madrugada autores ignorados ingresaron en el negocio Oblan S.A., que se dedica a la fabricación y venta de filtros de aire., ubicado en la esquina de López y Planes y Pedro Zenteno. Tras romper una ventana los cacos se llevaron computadoras, teléfonos celulares y otros elementos.
Notificado de este hecho el comisario de la seccional 6ta., Darío Hari, acudió al lugar a media mañana para hablar con los titulares del comercio. Y en momentos que cumplía con dicho trámite el comisario escuchó las detonaciones de los disparos.
Al salir a la calle vio como los cacos comenzaban a escapar desde el domicilio de los Filippi. Hari se puso en persecución y realizó dos disparos intimidatorios, todo vez que impartía la voz de alto y comenzaba a reclamar a los gritos por el apoyo de sus compañeros.
Como respuesta, los malvivientes también le contestaron a los tiros. Quiso la suerte que ningún vecino se cruzara en la trayectoria de los proyectiles.
Pocos minutos gran cantidad de patrulleros llegaron al sector y se desplegaron de manera estratégica como para cerrar la barriada. Y la movida dio sus frutos de inmediato cuando se logró la captura de ambos rufianes a las pocas cuadras.
Ya en sede policial se supo que los agresores se domicilian en las inmediaciones al lugar del hecho y que poseen una abultada “mochila” en materia de antecedentes policiales.
La noticia de las capturas fue recibida con beneplácito por parte de los vecinos. No obstante esa sensación quedó ahogada ante el dolor que provocó el fallecimiento de Filippi.