Su historia en el seleccionado nacional comienza en el Mundial 2011, donde integró el plantel sin ver acción. El debut llegó a fines de 2012 en Dublín. En aquel cotejo Argentina fue goleada por Irlanda. Con la impotencia del resultado a cuestas, Bustos recibió una amonestación por arrojarle un pelotazo a un rival.
En 2013 acumuló otros seis tests. Fue uno de los destacados en la gira europea de ese año, en la que ingresó como titular en todos los encuentros. Esas actuaciones le valieron ser incluido por Daniel Hourcade en una selecta lista de 13 jugadores que actuaban en el exterior para afrontar el Rugby Championship 2014, aunque para ese entonces ya llevaba tres meses sin pisar una cancha.
—¿Cómo le comunicaste a Hourcade que no ibas a jugar el Rugby Championship?
—Cuando me citaron le mandé un mail a Huevo para comunicarle que todavía estaba lesionado y no sabía cómo iba a seguir mi situación. Le conté que tenía que esperar hasta el control médico de junio para saber si podía seguir jugando o si por lo menos existía la posibilidad de operarme.
—¿La puerta de Los Pumas está cerrada?
—No voy jugar más profesionalmente. Porque es el doble de riesgo. Es espectacular vivir del rugby, pero hay un montón de cosas que tengo atrás. Están mi mujer, mis hijos y los abuelos de los chicos. Hoy mi prioridad son ellos. Es una decisión grupal, no personal, y no creo que haya sido mala.
—¿Cuál es tu recuerdo de tu etapa como profesional?
—En Los Pumas hubiera sido mejor sin la amarilla contra Irlanda. También hubo un montón de cosas buenas, arrancando por aquellos Pampas XV de 2011. Deportivamente ese fue el mejor año de mi vida, donde di el gran salto.