Deportes: DEPO-01

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El empate no "cierra"

Los jugadores "tatengues" reclamaron airadamente contra el árbitro Pompei, después del partido, y fue informado el defensor Fernando Ortiz.

Gentileza La Voz del Interior
Informado. Fernando Ortiz, quien luego del partido protestó y por ese motivo será informado por Pompei, cubre la pelota ante la llegada de Mugnaini y la salida de Castellano.

CàRDOBA (Enviado Especial).- En otras circunstancias, el punto tendría una cotización superior para Unión. Pero analizando este presente de jugadores inhibidos, deudas, incertidumbres varias y crisis generalizada que persigue a Belgrano, el empate endulza mucho más al local y le deja una sensación de objetivo postergado al visitante. Lo concreto es que el empate no le "cierra" a Unión. Primero, porque enfrente tuvo un equipo "emparchado" y con muchos conflictos; y segundo, porque en la cancha demostró que estaba para más. En este último aspecto, a Unión le faltó la jerarquía suficiente para ganar el partido. Si la hubiese tenido, las ganas y el esfuerzo de los juveniles de Belgrano no habrían alcanzado para lograr el objetivo de no perder. Unión es más que este Belgrano remendado, pero lo insinuó en el trámite y no lo concretó en la red. Por eso, se quedó únicamente en la anécdota de haber jugado mejor que el rival, pero de nada le sirvió si, en definitiva, se tuvo que conformar con haber cosechado sólo un punto. Ante otro Belgrano, el resultado hubiese sido un negocio redondo. Ante este rival conflictuado, la sensación de que era un "partido ganable" no me la saca nadie.

¿Qué le pudo faltar a Unión?

Û Más atención en el arranque del partido. Unión entró dormido a la cancha y ése es el motivo principal por el cual perdía 1 a 0 a los siete minutos. En ese pasaje, todas las pelotas divididas eran de Belgrano; todos los rebotes, también eran de Belgrano, y, como si esto fuera poco, cada jugador de Unión que pretendía recibir la pelota era anticipado por un jugador de Belgrano. En la jugada del gol, Zárate recibió a espaldas de un Ríos que no tuvo, en esa jugada, el adecuado relevo, metió el pelotazo cruzado y Artime, apareciendo por detrás de Marczuk, metió el centro que Torres, tras un rebote, se encargó de empujar a la red.

Û Claridad, serenidad y definición en los últimos metros. No era malo lo que el equipo producía en el mediocampo, adueñándose del trámite del partido a través de un interesante trabajo de Jayo en la contención, de Matías Donnet por derecha y de Ríos por izquierda. El tándem Ríos-Magnín por un lateral, y Matías Donnet-Marczuk por el otro, lograban el propósito de agrandar la cancha, pero allí se "quemaban" los papeles. Terminaba todo en un centro (de todos modos, así llegó la jugada del gol de Tilger: centro de Matías Donnet y cabezazo perfecto del delantero) o en un pase para dividir y no para clarificar. En el segundo tiempo, Matías Donnet y Tilger tuvieron dos mano a mano que no pudieron definir. En ambos, apareció Vicente, el buen arquero de Belgrano, para taparlos.

Û Una "ayudita" del árbitro. Los jugadores de Unión le recriminaron a Pompei, pero el error más grave del juez fue haber ignorado un claro penal en perjuicio de Castillo. "Pomelo'' armó una jugada extraordinaria, dejó dos rivales en el camino y cuando conseguía superar, ya dentro del área, en velocidad a un tercero para después pegarle de zurda, lo desestabilizaron muy claramente, aunque el árbitro entendió que el volante rojiblanco se había tirado. Fue demasiado evidente la falta y, por lo tanto, determinante. Si Pompei la hubiese visto, Unión habría contado con la chance más clara para marcar la diferencia. Y en un partido donde quien acertaba ganaba (o el que se equivocaba perdía), iba a resultar fundamental para que la visita viajara de vuelta con los tres puntos.

En conclusión, a Unión le faltó una pizca de jerarquía que respondiera a la ambición con la que encaró el partido desde el momento en el que sufrió el gol de Torres. No jugó bien, pero lo que hizo fue suficiente para manejar el trámite y ejercer un control que, por momentos, fue total. Por eso, teniendo en cuenta que enfrente había un rival que sólo aportaba ganas, Unión no tuvo el desequilibrio individual o colectivo necesario para no perdonarle la vida a su rival. De allí que el resultado terminó beneficiando y endulzando a Belgrano, mientras que a Unión le dejó un sabor amargo y de impotencia, quizás lo mismo que reflejaron los jugadores al término del encuentro cuando se arremolinaron en torno de Pompei.

Es una pena que Unión no aproveche estos partidos para sumar de a tres y para consolidar el camino de la recuperación. No serán muchas las posibilidades de encontrarse con equipos que están tan por debajo de su nivel, como ocurrió con este Belgrano, y como ya había acontecido hace diez días con Racing. Ahora viene Almagro, otro rival apto para sumar de a tres. Esa es la mínima exigencia que se debe plantear este equipo de Pumpido a los efectos de fortalecerse con resultados.

Uno no le pide a Unión que descolle con sus actuaciones, porque sabe de las limitaciones que este equipo tiene. Eso no quita que se transforme en un equipo competitivo y duro para cualquiera, y que ante determinados rivales juegue con chances ciertas de ganar. Para ello, no se pueden cometer las distracciones de los primeros minutos de anoche, ni tampoco el hecho de no apurar y definir en el momento justo, cuando el partido se presentaba a pedir de Unión para quedarse con la victoria.

Enrique Cruz (h)