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El Papa le pidió a la Virgen de
Fátima que proteja a la Humanidad

Ciudad del Vaticano, 8 (EFE). - El Papa encomendó hoy el mundo del tercer milenio y la Iglesia a la Virgen de Fátima, cuya imagen fue traída expresamente desde Portugal y a la que pidió de rodillas que proteja a la Humanidad en una época como la actual en la que el hombre tiene poder para "reducir el mundo a un cúmulo de escombros".

La consagración a la Virgen María la realizó en la Plaza de San Pedro del Vaticano, ante 1.500 obispos y 80 cardenales procedentes de todo el mundo, en la mayor concentración de prelados registrada en el Vaticano desde el Concilio Vaticano II, que reunió en la basílica petrina entre 1962-1965 a 3.000 obispos.

A la ceremonia, con la que concluyó el Jubileo de los Obispos celebrado este fin de semana en el Vaticano, asistieron también varias decenas de miles de personas, que llenaron la plaza vaticana en una mañana fría y soleada.

"Hoy queremos confiarte el futuro que nos espera. Somos hombres y mujeres de una época extraordinaria, tan apasionante como rica en contradicciones. La Humanidad posee hoy instrumentos de potencia inaudita y puede hacer de este mundo un jardín o reducirlo a un cúmulo de escombros", afirmó el Papa en su acto de consagración, en el que puso de nuevo al mundo bajo la protección de la Señora.


"Orgullo miope"

El anciano pontífice, que presentaba un buen estado de salud, añadió que el hombre ha logrado una extraordinaria capacidad de intervenir en las mismas fuentes de la vida y que puede usarlas "para el bien dentro del marco de la ley moral" o ceder "al orgullo miope" de una ciencia que no acepta límites, llegando incluso a pisotear el respeto a los derechos humanos.

"Hoy, como nunca en el pasado, la humanidad está en una encrucijada y una vez más la salvación está sólo en Jesús", añadió el obispo de Roma, que ya el 25 de marzo de 1984 durante el Año Santo de la Redención encomendó el final del siglo XX a la Virgen.

Juan Pablo II pidió hoy a la Virgen que interceda para que el Espíritu Santo abra los corazones a la justicia y al amor, para que guíe a las personas y las naciones hacia una comprensión recíproca y hacia un firme deseo de paz.

Le encomendó a todos los hombres, comenzando por los más débiles, que identificó con los niños que aún no han visto la luz, con los que han nacido en medio de la pobreza y el sufrimiento, con los jóvenes que buscan un sentido a sus vidas, con los que no tienen trabajo y con quienes padecen hambre o enfermedades.

También puso bajo el manto de la Virgen a las familias rotas, a los ancianos que carecen de asistencia y a cuantos viven solos y no tienen esperanzas.

Hizo votos para que la luz prevalezca sobre las tinieblas y para que en el nuevo milenio todos los hombres descubran a Cristo, "luz del mundo y único Salvador".

Respecto a la Iglesia, el Papa dijo que también ella "busca amparo bajo tu materna protección e implora tu intercesión para poder afrontar los desafíos ocultos del futuro".