Opinión: OPIN-06

Opinión


Un espejismo que se derrumba

Quienes marcamos desde el inicio serias y profundas discrepancias con el modelo neoliberal, cuya paternidad se disputaban duramente Menem y Cavallo, y que contara con el beneplácito de una adormecida clase dirigente -empresaria, gremial y política-, vemos que se esfuman las esperanzas de cambio que la mayoría del pueblo depositó en la Alianza.

Muchos argentinos sostuvimos que las herramientas elegidas para derrotar la inflación y el hecho de que "milagrosamente" el peso tenga igual valor que el dólar eran medidas que, para tener éxito, debían ir acompañadas por un programa de desarrollo y profundos cambios estructurales. Dijimos que el valor de la moneda no podía ser un acto de voluntarismo legislativo, y que sólo mantendría vigencia si se respaldaba mediante un proceso de crecimiento integrador. Respecto de la inflación, repetimos hasta el cansancio que no era la enfermedad misma, sino un síntoma, y que los medios para combatirla -recesión, estancamiento, desocupación, baja de salarios, apertura económica- serían nefastos.

Tanto el poder político como el establishment económico nos contestaban, ufanos, que por "ese camino" ingresábamos al "primer mundo", como si la historia se pudiera "trampear" con simples declaraciones.


Más de lo mismo

Hoy, como entonces, repetimos: este modelo económico, que ha profundizado hasta límites insospechados la brecha que separa a los pocos cada vez más ricos de los muchos cada vez más pobres, que ha sembrado la geografía nacional de desocupados, que enajenó el patrimonio nacional y, a la vez, nos endeudó con cifras astronómicas, que ha "logrado" que subieran todos los índices de la decadencia -como la drogadicción, la prostitución, los robos, asaltos, la marginalidad, etcétera- solamente pudo mantenerse con una enorme dosis de corrupción y traición.

Las medidas que el gobierno de la Alianza aplicó no solamente son "más de lo mismo", sino que, aprovechando la confianza depositada por el pueblo en las urnas, utilizó los primeros tramos de gestión para aplicar un impuestazo (cuidando que no afectase a los poderosos), rebajar salarios y sancionar la reforma laboral (Banelco mediante), cumplimentando "las tareas" que Menem dejara pendientes.

Todavía no se había borrado de la memoria colectiva la imagen del entonces candidato a la presidencia Dr. De la Rúa, quien, luego de señalar puntillosamente las inequidades del menemismo, preguntaba solemnemente: "¿Usted quiere que siga esto?", cuando las medidas adoptadas sembraron decepción y comenzó a resquebrajarse la Alianza.

El episodio de las supuestas "coimas" en el Senado de la Nación fue, finalmente, el detonante para la renuncia del vicepresidente. Poco recordado, conviene rememorar que, al comenzar el "rumor", el presidente de la Nación recibió en la Quinta de Olivos a los senadores justicialistas, encabezados por Augusto Alasino, minimizando y descartando las sospechas y tratando de cubrirlos con un Bill de indemnidad. Luego, el turno de la alfombra roja fue para Menem, Kohan, Corach, Cavallo y Martínez de Hoz. La suerte estaba echada. "Chacho" Alvarez esperó el momento; al asumir el nuevo gabinete, consideró que se premiaba a los "sospechados" y dio el portazo.

La lucha contra la corrupción es valiosa. Los dirigentes son corrompidos para hacer lo que no deben. No obstante, no debemos olvidar que el problema de fondo es la política neoliberal, el "capitalismo salvaje". Sus beneficiarios son quienes corrompen y sobornan. Los corruptos acatan y cobran. Mientras no se ataque el problema de fondo, todo lo demás será puro maquillaje, escenografía mediática. Una posibilidad menos para la Nación. Una traición más al pueblo.

Miguel KilibardaPresidente del MID Santa FeMiembro del Foro de los Argentinos