Deportes: DEPO-02

Todas las sensaciones

Por Enrique Cruz (h)


Amancio Alem. Quisieron, no alcanzó. Colón salió a levantar un resultado adverso por dos veces en este clásico. Lo consiguió y fue por más, pero no encontró los caminos al gol, a pesar de contar con un jugador más.

Tuvo reacciones a lo "león herido" en el primer tiempo y en el segundo inclinó decididamente el trámite a su favor.


Colón vivió un partido a mil en lo emocional. Pasó del estupor inicial al desahogo tras el gol de Delgado, caminó por la cornisa de la euforia cuando el uruguayo marró el penal, volvió al estado de inconfundible preocupación con el gol de Tilger y retornó a la calma con el de Gigena. No se adaptó a las condiciones irregulares desde lo climático en el primer tiempo, buscando el pelotazo con viento en contra en lugar de hacer lo recomendable, que es asegurar la pelota por abajo y en la corta. Mejoró notablemente en el complemento, abriendo la cancha con Eros Pérez y Bontemps e inclinando el trámite de un partido que le había sido esquivo en todo, al cabo de los primeros 45. En el fondo, el resultado lo conformó: Unión jugó la mayor parte del encuentro con 10, pero Colón tuvo que remontar dos veces el resultado adverso.

Hay dos reacciones elogiables de Colón en distintos momentos del partido. Una es la del primer tiempo, cuando como un "león herido" y a pesar de jugar mal, lo arrinconó a Unión en un pasaje, empató el partido y pudo pasar a ganarlo. La otra es la del complemento, cuando salió con serenidad y convicción a buscar el resultado, asegurando la pelota y sin exagerar de los pelotazos, buscando la cabeza de Gigena, aunque este argumento fue el que le terminó dando el empate definitivo.

Mántaras pudo complicarle la existencia a Pumpido si en algún momento ponía tres delanteros. Como Unión había quedado con tres en el fondo, lo obligaba a cambiar y, por ende, a replegarse si es que agregaba a Nicolás Hernández para acompañar a Gigena y Gorostidi. Prefirió llegarle de otra manera, y usó para ello a los dos extremos (Bontemps y Eros Pérez), quienes redondearon muy buenos segundos tiempos, empujados también por dos incansables: Castagno Suárez y Delgado.

Más allá de reconocer la legitimidad absoluta del resultado y los merecimientos que ambos hicieron para llevarse algo, Colón tuvo un pequeño detalle a su favor: creó peligro en los dos tiempos, mientras que Unión lo hizo sólo en el primero, porque Leonardo Díaz fue un espectador en el complemento.

Por aquello de haber pasado por todas las sensaciones en un mismo partido, Colón demostró su personalidad y su temperamento para sobreponerse a situaciones adversas. Aunque esto no se sabe si fue una virtud circunstancial o si es algo que ya trae incorporado como rasgo permanente el equipo de Mántaras.