Pantalla y Escenarios: PAN-01

Pantalla y Escenarios

Tren de regreso a los 80

Con un show potente y emotivo, la versión fin de siglo de Gene Loves Jezebel emocionó con sus viejos hits y presentó nuevo material. Abrieron los locales Plush.


En una iniciativa que despertó la curiosidad de muchos y produjo un dejo de nostalgia en tantos otros, una conocida emisora radial gestionó la llegada a nuestra ciudad de una de las bandas pop más emparentadas con el espíritu de los ochenta (si es que tal cosa existe), década durante la cual los mellizos Aston (Michael y Jay) reventaron los charts.

Aquí, en los albores del siglo XXI y en una ciudad que gastó las pistas con sus temas, una versión renovada de los galeses Gene Loves Jezebel demostró una vez más que la huella que dejaron sus canciones basta para que, pese a las distancias, las barreras idiomáticas y su virtual "desaparición" durante unos diez años (a menos para los ojos argentinos), la banda pueda aún convocar a un buen número de gente y ésta coree sus hits de antaño y de siempre.

En esta nueva etapa los hermanos Aston ya no están juntos. Y persiste un problema legal que Jay Aston no negó en conferencia de prensa: aparentemente también su hermano y ex co-líder de la banda, Michael, sigue presentándose con el nombre de Gene Loves Jezebel. Por lo pronto entonces, existen dos versiones del grupo.

Cuestión de ego o competencia -ambos componían y cantaban- lo cierto es que Jay Aston llegó a la ciudad en compañía de una sólida banda (Peter Risihnham, James Stevenson y Christopher Bell) y desgranó un recital más rockero y potente que lo que su imagen, detenida para muchos una década atrás, parecía suponer. El entusiasmo del público pertrechado en la carpa de la disco instalada en Piedras Blancas, fue constante a lo largo del show, aunque como era de esperar, explotó con los viejos hits, de Motion of Love (que sólo llegó en los bises) a Break the chains y Desire.

Mezcla rara de Moura y Bunbury

El crédito local correspondió a Plush, banda santafesina integrada por Fernando Salaberry (batería), Andrés Contardo (bajo), Esteban Balsadarre (guitarra) y Pablo Escher (voz y percusión). Con un sonido marcado por las influencias británicas de la década del ochenta y un frontman que en escena oscila entre un Federico Moura (Virus) y Enrique Bunbury (Héroes del Silencio), los santafesinos desplegaron una presentación festejada, en particular sus interpretaciones de Hombre lobo en París (La Unión) y Pronta entrega (Virus), y una particular versión de Donït let me down, de Los Beatles.

íAmamos los 80!

Denostada por cierta crítica especializada durante años, la producción musical de los ochenta, o parte de ella, encuentra en estos días una suerte de proceso de reivindicación. Por caso, los últimos materiales de Madonna y U2 (Music y All thaït you canït leave behind), abandonan la experimentación que caracterizó sus trabajos durante los noventa, para rescatar la forma de hacer música de una década atrás.

En ese contexto, la llegada de Gene Loves Jezebel es, cuanto menos, propicia. Y manifiesta una vez más que las canciones que tienen el privilegio de pertenecer a la memoria colectiva escapan de los caprichosos ciclos de la moda, y de los insoportables nombres de los géneros en los que se las incluye.

Estanislao Giménez Corte