Opinión: OPIN-07

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La arqueología como vocación

Según el diccionario, tiestos son los fragmentos de cerámica que alguna vez formaron parte de una vasija de cualquier clase. El arqueólogo Alberto Rex González eligió esta palabra para el título de su libro ( "Tiestos dispersos", editado por Emecé) en el que reúne una serie de relatos, "fragmentos parciales del recipiente que contuvo la vida de un arqueólogo".

Estos relatos son, en general, recuerdos, anécdotas "de hechos auténticos relacionados casi en su totalidad con mi profesión de arqueólogo o, excepcionalmente, de médico, o incluso de la circunstancial conjunción de ambas. Abundan en notas autobiográficas, y en muchos casos fueron tema de conversaciones de sobremesa con colegas y amigos. Carecen de toda reelaboración literaria, su publicación fue impulsada por mis propios colegas, y los incluyo tal como sucedieron con el deseo de que brinden alguna utilidad a los jóvenes que se inician en esta profesión, como simple documento del momento de nuestra disciplina que nos tocó vivir", resume el propio autor.

Los paisajes en los que transcurren estas anécdotas fluctúan entre Patagonia, Catamarca, Salta, Nubia, Arizona, China y Yucatán.

Alberto Rex González nació en Pergamino en 1918. Estudió Medicina, pero se dedicó de lleno a la Arqueología. Fue jefe de Arqueología del Museo y Facultad de Ciencias Naturales de La Plata, director nacional de Antropología (1984) y director del Museo Etnográfico de la UBA.