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Claroscuros en la costa


 

Alejandro Villar. SÍNTESIS. Un paisaje presidido por el río y una conformación social que amalgama raza aborigen y sangre suiza trazan la atractiva particularidad de Helvecia.

Con un nivel de endeudamiento similar a las administraciones de Capitán Bermúdez o Villa Constitución, la Comuna de Helvecia atraviesa una grave situación financiera.


"Vivimos en una situación de pobreza muy grande. Aproximadamente el 40% de los habitantes del distrito tiene las necesidades básicas insatisfechas (NBI)". Con esta frase, Víctor Flores, que preside la Comuna de Helvecia desde diciembre de 1999, definió la situación actual de su comunidad.

"Gran parte de esta población que vive en la extrema miseria está compuesta por aborígenes; familias enteras que cuesta integrar a la sociedad y por las cuales me preocupo mucho a fin de brindarles los servicios esenciales, como agua y luz. Sé que si no hubiera sido por ellos, yo jamás hubiera estado ocupando este sillón", confiesa el dirigente aliancista.

Flores asegura que los mocovíes que han sobrevivido a una histórica marginación hoy no están reconocidos por los habitantes de este pueblo fundado por helvéticos, como parte constitutiva de la comunidad.

Por la profunda crisis social que atraviesa esta población, debido a la depresión de su principal actividad económica -la horticultura-, atender las necesidades sociales es una de las metas urgentes de esta gestión comunal. "Acá no hay robos, no hay delincuencia, y ahí está la clave: a pesar de las dificultades los vecinos no salen a robar. Yo creo que política social es ayudar a la gente a que piense, y no darle un par de zapatillas para que te vote.

"Cuando recibimos los 42 Programas de Ayuda Social (PAS) reuní a los beneficiarios y les dije: acá está esto y ustedes no tienen ninguna obligación legal de trabajar, pero quiero que la gente de mi pueblo se los gane. Hoy hombres y mujeres prestan servicios a la Comuna: hacen tareas de barrido y limpieza y se llevan la plata dignamente".

Una pesada herencia

Flores asegura que, más allá de haberse postulado al cargo desde 1991 y perdido en cada una de las elecciones anteriores a las del año pasado, fue "sorprendido por las desprolijidades con que se venía manejando" la Comuna.

Una planta de personal de 70 empleados, que al momento de su asunción se encontraba de paro por falta de cobro de sus haberes, la "sobreasistencia" del Estado con la finalidad de paliar el grueso déficit que arrastraba la Comuna y descontroles en las partidas de alimentos que llegaban a los comedores infantiles del pueblo fueron algunos de los problemas en los que el flamante presidente debió ponerse a trabajar de inmediato.

"Muchas cuestiones se debieron a una irresponsabilidad pura de las gestiones anteriores. Yo me pregunto, por ejemplo: con 7 mil habitantes y la miseria que tenemos, ¿cómo la Comuna llegó a tener 70 empleados? Sé que a muchos no les hace gracia, pero debemos corregir drásticamente el rumbo: no vamos a despedir gente, pero por cada uno que se jubile, no vamos a tomar otro", enfatiza Flores.

El presupuesto anual de la Comuna de Helvecia es de $ 1.300.000, y sólo un 30 % de los habitantes paga sus impuestos. "Nosotros sabíamos, antes de que estallara la crisis social en los municipios del sur, que estábamos en el mismo nivel de endeudamiento de Capitán Bermúdez o Villa Constitución. La gestión anterior se fue con un saldo negativo de casi $ 900.000, una cifra sideral... cosas que ya no tienen arreglo".

"Esta Comuna nunca se manejó bien, se pateó la pelota para adelante, para el que venga después. Nosotros estamos haciendo un esfuerzo realmente importante por el cual sacrificamos a los propios empleados: pagamos con cuentagotas los sueldos del mes anterior. Hasta ahora no se quejaron demasiado, pero ya me mandaron una cartita poniendo algunas pautas", informa el titular comunal.

El futuro

Víctor Flores recibió el gobierno del pueblo de manos de su hermano, Jorge Flores, quien fuera presidente por cuatro años. Aun así no escatima adjetivos a la hora de expresar el estado de desorden en que se encontraba la administración a fines del '99.

"No nos dejaron ni una pala para seguir trabajando; en cambio sí nos dejaron un plantel de empleados que si puede llegar quince minutos más tarde o irse quince minutos antes para no trabajar en beneficio de Helvecia, lo hace -se queja-. Yo no quiero amargarme, pero me cuesta mucho enfrentar todo esto".

A pesar de no encontrarse con un buen panorama, el funcionario y su equipo hacen planes para el futuro. "Estamos convencidos de que la Comuna debe vender servicios. Por eso arreglamos los tractores, pasteras, y con la plata de los ATN compramos una retroexcavadora con pala frontal para arreglar las calles, los desagües, hacer un mejorado y un cordón cuneta en algunos sitios determinados", dice.

No obstante esperar ayuda de la provincia, todo se hace cuesta arriba: "Nunca recibimos nada. El senador Duilio Pignata me acompaña en algunas gestiones, me visita, pero a la hora de los bifes, no tengo nada".

Unidos para atraer turistas

Como todas las comunidades ribereñas, Helvecia ha descubierto que la belleza de su paisaje seduce a cada vez más cantidad de visitantes, pero que su infraestructura es deficiente para recibirlos y atenderlos durante su estadía en el pueblo.

Así fueron surgiendo, en los últimos dos años, nuevos hospedajes destinados a ofrecer servicios a quienes eligen el miniturismo de las orillas. Héctor Mas es uno de los jóvenes de Helvecia que han decidido apostar en esta dirección, y desde hace 2 meses explota un confortable hospedaje situado contra el río.

"Tenemos preparadas 6 habitaciones con camas para 3 o 4 personas, destinadas a pescadores y gente que viene a hacer caza fotográfica y turismo de fin de semana", contó Héctor, embarcado en la creación de una asociación que reúne a quienes trabajan en turismo en Helvecia y la zona.

"Vemos que en los últimos 4 o 5 años es cada vez mayor la demanda, y queremos formar una Asociación de Hospedajes. Pretendemos hacer un relevamiento de las plazas que tenemos disponibles en la zona para ver qué mercados podemos tomar. La idea es agruparnos como asociación costera, para sumar otros lugares de la costa. Estamos manteniendo las primeras reuniones con autoridades locales", informó Mas.

Una saludable alternativa

En Helvecia hay alrededor de 80 plazas que ocupan cada fin de semana turistas llegados desde San Francisco, Las Varillas, Devoto, Casilda, Pergamino, Firmat y Rosario. "Ellos nos ven como alternativa de lugares lejanos, ya que por la distancia no pueden viajar demasiado los fines de semana. Sin embargo, ahora se nota un descenso en el poder adquisitivo de los visitantes; sin bien la clientela se mantiene, los que antes venían a estar 4 días, ahora están 2 y se van", argumentó Héctor.

"Apostamos a que se pueda desarrollar este recurso. No vamos competir con grandes centros turísticos, sino que lo vemos como turismo alternativo, porque la gente lo elige así. Primero queremos ver qué capacidad tenemos para alojar gente y después agruparnos en servicios que se le puedan brindar, además de crear propuestas para toda la familia, porque hasta el momento esta zona está exclusivamente dirigida al hombre, al pescador".

En este sentido, ya se han reunido con el director de Turismo de la provincia, Carlos Lavinia, y algunos emprendimientos privados se han integrado a un folleto creado por ese organismo, con ofertas de todo el cinturón costero. "Somos muy nuevos en esto y sabemos que tenemos que pagar el derecho de piso, pero hemos luchado y lo seguiremos haciendo", prometió Héctor Mas.

Decidida apuesta a la tierra

Con más de un millar de hectáreas productivas en una rica franja de tierra bañada por el río, Helvecia tiene en la horticultura a su principal actividad agrícola. Una gran variedad de verduras y hortalizas crecen en el suelo costero, cultivados por horticultores lugareños y por nuevos inversores que han llegado para desarrollar sus explotaciones en la zona.

Testimonio de esto es el establecimiento de Juan Faris, un productor de la provincia de Buenos Aires, que desde 1991 invierte en Helvecia, pero desde hace 4 años ya vive en el lugar. Tiene 100 hectáreas en producción, con 6 variedades de tomates, zapallitos, choclos, chauchas y zanahorias.

"Trabajamos junto con mi sobrino, Marcelo, y pienso radicarme acá. Producimos casi todo el año, excepto dos meses que no se puede cultivar por las altas temperaturas, pero estamos estudiando con un ingeniero para ver si podemos hacer media sombra y sembrar también en verano", contó Faris.

Con un establecimiento de grandes dimensiones y de un nivel de inversión pocas veces visto en la costa de la provincia, este productor hortícola apuesta a cerrar su círculo productivo en Helvecia: transporta a los mercados de Rosario y Buenos Aires con camiones propios, y tiene como proyecto cercano construir un galpón de empaque e instalar una cámara para conservar los productos.

"En esta quinta hemos puesto de todo, nos hemos arriesgado porque creemos en la zona, a pesar de las dificultades. Hoy el valor del tomate está dentro de lo normal, pero el resto de los productos no tiene precio. La chaucha se ha parado y al zapallito lo estamos peleando", detalló Faris.

Prueba de la fuerte apuesta que Juan y Marcelo han hecho en la zona es que envían desde Helvecia a los principales mercados, entre 4.000 y 4.500 bultos por semana y tienen unas 30 variedades de tomate en ensayo para seguir expandiendo su abanico productivo.

Los frutos del río

Desde hace 25 años, los amantes de la pesca tienen en Helvecia una cita obligada: la Fiesta Nacional del Amarillo. El dibujo del pescadito que abundaba en las aguas del San Javier cuando nació esta propuesta, se ha constituido en un ícono que hoy representa a esta localidad en la provincia y el país.

Esta fiesta es organizada desde siempre por el Club de Caza y Pesca El Halcón, una entidad que hoy atraviesa un difícil momento por la necesidad de incorporar nuevos asociados, pero que sigue trabajando para mantener vigente esta convocatoria.

Edgardo Alver, quien está cumpliendo la función de síndico hasta que se designen las nuevas autoridades, cuenta que el encuentro ha caído en las últimas ediciones en número de participantes pero no en la jerarquía de la propuesta. "En las últimas 3 ó 4 fiestas hubo 60 lanchas, cuando el promedio histórico era superior a las 80, pero consideramos que este descenso se debe a la difícil situación económica de la gente. Acá siempre se brindaron buenos premios, lo que significa que a veces el club salga derecho y en algunos casos haya pérdida. Este año quedó un déficit que esperamos cubrir con un subsidio de 3.000 pesos que nos ha otorgado la provincia".

Superar las dificultades

Para graficar las dificultades financieras, Alver comentó que "esta fiesta entregaba como premio una lancha por cada pescador ganador, y ahora entregamos 1 para los 3 integrantes del trío que gana. Hay que ajustar todo, pero queremos seguir haciéndola, porque es una fiesta nacional y provincial que nos identifica y con la cual los pescadores siempre han estado conformes".

Actualmente el club tiene inscriptos 80 asociados, pero los que cumplen con la cuota mensual de 3 pesos no llegan a 30. La entidad no tiene muchos servicios para ofrecer, más que sus enormes instalaciones a orillas del río, dotadas de todas las comodidades para fiestas.

"Necesitamos ofrecer más servicios, por eso la idea es buscar un concesionario para explotar el bar del club, ya que hay que pagar los gastos fijos y ni siquiera llegamos a cubrirlos", explica Edgardo, que se entusiasma con la idea de que Helvecia apueste, por fin, al turismo.

Gabriela RederoAraceli B. Retamoso(El lunes próximo visitamos Humboldt)