Opinión: OPIN-01

Comercio informal y gobierno municipal


El conflicto entre los vendedores que se han apropiado de una calle céntrica, la Municipalidad y los comerciantes que están formalmente instalados en el mismo espacio parece interminable.

Y esa afirmación no se refiere al hecho de que durante más de dos décadas la Municipalidad haya permitido su presencia en la zona céntrica sin la debida habilitación, con distintos tipos de tolerancia -siempre soslayando la ilegalidad del problema- o bajo una actitud de simple, directa e indisimulada complicidad.

En realidad, sólo hay conflicto entre estas personas que practican el comercio en negro, los comerciantes formales y la Municipalidad desde que las autoridades del gobierno de la ciudad se decidieron a hacer cumplir las ordenanzas y las leyes. Y eso ocurrió, por primera vez, desde que comenzó la actual gestión en el Departamento Ejecutivo del municipio.

Sin embargo, fue a fines de abril del año pasado cuando el actual equipo de colaboradores del intendente afirmó que "en poco tiempo" se lograría la reubicación definitiva de los vendedores seudoambulantes y que se les permitiría trabajar pero bajo una correcta habilitación, donde no resultasen una forma de competencia desleal para quienes pagan alquileres, impuestos, tasas, sueldos, cargas sociales y tarifas de servicios en absoluto baratas (o que, al menos, están sujetos a todas estas imposiciones y gastos).

Hasta el inicio de la actual gestión, todas las administraciones prefirieron mirar hacia otro lado cuando, de manera más o menos fuerte, los comerciantes y algún otro sector mostraban su enojo ante el conjunto de puestos que invadía la plaza céntrica.

Sin embargo, las autoridades en funciones no han logrado su propósito. Y han contado para ese cometido con una corriente de opinión ampliamente favorable en orden a la definitiva superación del problema. ¿Será suficiente decir que El Litoral ha abordado el tema nada menos que medio centenar de veces, desde fines de 1999 hasta hoy?

Las certezas que proporciona un archivo ordenado de nuestro propio trabajo periodístico (combinado con la informática) permiten asegurar que en nada menos que 50 ediciones de este diario hay crónicas, noticias, anuncios, dichos, declaraciones, polémicas, medidas, debates, sanciones, operativos policiales, operativos municipales, marchas, protestas, quejas de entidades comerciales y hasta títulos que parecían dar el problema por terminado.

Pero lo cierto es que los puestos callejeros, que hasta el 17 de enero pasado estuvieron en la plaza del Soldado, ahora hacen lo mismo en la calle Mendoza, entre San Martín y San Jerónimo.

Antes, invadían un espacio de circulación peatonal, recreación, el área de juegos infantiles e interferían con el espacio abierto que es toda plaza, sin ninguna habilitación. Ahora sucede otro tanto en la reducida extensión por la que debe circular el intenso tránsito de la céntrica calle Mendoza, en una cuadra de por sí difícil para los conductores y peatones.

La invasión de veredas y parte de la calzada pone en riesgo la seguridad de los vendedores y la de todos los que deambulan en ese sector.

Hay una esperanza: el Concejo Municipal ha sancionado una ordenanza que implica un rediseño de fondo del área céntrica que -aunque de carácter experimental- brinda nuevas perspectivas.

Sus objetivos últimos van más allá del problema puntual que aborda esta editorial: se trata de que la ciudad recupere esta tradicional zona del comercio que ha debido competir con otras más jóvenes y de que también se presenten mejores oportunidades de progreso para sus comerciantes.

La iniciativa fue del Ejecutivo y los concejales le añadieron un ingrediente al problema de los vendedores ambulantes para lograr su reubicación; además de crear un mercado popular, se propone cambiar la circulación del transporte público de pasajeros.

La iniciativa es doblemente ventajosa. Por un lado, espera lograr una mejor disposición del público para con los comercios céntricos. Por el otro, busca trasladar a los comerciantes informales, en tanto procura su incorporación a la economía formal. Para ello, los ubica junto a las nuevas paradas de colectivos en la zona de la plaza Alberdi.