Opinión: OPIN-06

Cartas a la dirección

Compadecerse


Señores directores: ¿Quién es mi prójimo? Del ver al hacer. Hace unos años, luego de escuchar la parábola del buen samaritano, hice una referencia a la donación de órganos. Hoy quiero compartir con ustedes las reflexiones de mi amigo Carlos Aguirre. En primer lugar, las parábolas que aparecen en los Evangelios ponen en relación el Reino de Dios con las experiencias humanas.

En este caso, el laico Jesús, el carpintero de Nazaret, le cuenta a un doctor de la ley, que "un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, fue asaltado, quedó muy malherido, medio muerto. Pasaron dos hombres, lo vieron y siguieron de largo. Pasaba también un samaritano, lo vio, se conmovió, curó sus heridas y lo llevó a un lugar seguro". Se con/movió. Se movió con él. El narrador menciona la actitud: la compasión lo mueve a actuar. Jesús relata como si acompañara al hombre que cayó en manos de los ladrones. No conocemos ni su nombre ni su raza ni su situación social. Es simplemente "alguien", un hombre.

Lo importante no es saber quién es mi prójimo, sino comportarse como prójimo del necesitado. Hoy, alrededor nuestro encontramos no sólo un hombre, sino miles de jubilados, desocupados, pobres, que se clasifican con cifras estadísticas, porcentajes... Ellos, ¿no están "medio muertos" como el hombre de la parábola? Esto es un verdadero escándalo. Es algo que no podemos permitir permaneciendo indiferentes.

Pero mientras no experimentemos com/pasión, es decir, mientras no nos com/padezcamos, mientras no padezcamos-con-ellos, no haremos nada.

Jesús no sólo denuncia la corrupción de la sociedad con los ladrones y los que siguen de largo, sino que anuncia que hay una real posibilidad de actuar de otro modo. Religiosos o no. Martin Luther King, al comentar esta parábola, decía: "El buen samaritano se preguntó: ¿qué le puede pasar a este hombre si yo no me detengo?" Jesús nos dice a nosotros: "Andá y hacé lo mismo". Pedro Zukas. DNI: 7.327.291. Ciudad.