Deportes: DEPO-15

Básquetbol: el 23 acaparan la atención

La vuelta de Michael Jordan ha despertado una singular expectativa. El anuncio de su retorno tapó la crisis en Estados Unidos. Se espera el momento del partido para ver en qué condiciones se encuentra el astro norteamericano.


La vuelta de Michael Jordan a la competición de la NBA, con su lengua y número 23 incluidos, ha logrado lo que tanto habían pedido los políticos y líderes del país a sus ciudadanos: que la normalidad volviese a la vida cotidiana después de la tragedia sufrida por los ataques terroristas.

Por primera vez desde que el pasado 11 se registraron los ataques suicidas en Nueva York, Washington y Pensilvania, los medios de comunicación, especialmente las cadenas de televisión, se olvidaron de la crisis político, militar y económica en la que está envuelta el país y le dedicaron tiempo a valorar desde todos los ángulos la vuelta de Jordan.

Imágenes por doquier


Una y otra vez las imágenes de los momentos estelares de Jordan -cuando con la lengua fuera y elevándose batía a los Jazz de Utah para darle a los Bulls de Chicago los dos últimos títulos de los seis que lograron- desplazaron a las que se ofrecen a diario del lugar donde estaban las Torres Gemelas de Nueva York.

Los dos símbolos que siempre han acompañado a Jordan en los 13 años de profesional que jugó con los Bulls, la lengua fuera y el número 23, han vuelto a tener más vigencia y fuerza que nunca. Todo el mundo habla y valora su decisión de volver a la competición a los 38 años, después de estar tres retirado y con todo el poder económico y de gestión en sus manos.

Sin cuestionamientos


Dentro de la NBA no hubo nadie que haya cuestionado su vuelta, con la excepción de los seguidores de los Bulls, que lo consideran un "traidor" que no supo cumplir con su palabra de que no jugaría con ningún otro equipo que no fuese el de Chicago.

Los puristas del deporte también consideran que Jordan con su vuelta ha perdido la imagen de grandeza y perfección que dejó cuando en 1999 decidió retirarse por segunda vez, porque ahora no importa lo que pueda conseguir; ya nada será igual en su trayectoria profesional ni tampoco lo hará más legendario de lo que es.

Segunda bendición


El resto, desde el comisionado hasta los jugadores, pasando por dueños, directivos y sectores relacionados con el mercado de la NBA, no dudan en calificar la vuelta de Jordan como la segunda bendición que han recibido desde el 18 de marzo de 1995, cuando también regresó después de haber intentado triunfar en el béisbol profesional.

Su vuelta no sólo ayuda a los Wizards de Washington, que ya han pasado de ser un equipo perdedor y marginado a tener asegurados 25 partidos por televisión, 11 de ellos transmitidos por la cadena nacional NBC, sino a toda la NBA que se encontraba como sucedió en 1993 cuando Jordan se retiró por primera vez, en otra grave crisis de imagen, audiencia y asistencia a los campos.

La televisión


El comienzo de un nuevo contrato de televisión se acercaba, y el comisionado de la NBA, David Stern, no tenía mucho que ofrecer para conseguir de la NBC y TNT que le incrementasen el valor por los derechos de transmisión a partir de junio de 2002.

Ahora ya tiene en su poder por, al menos dos temporadas, la mejor carta que podía utilizar para que su suerte y la de la organización que dirige cambiase a su favor.

La llegada de Jordan a los Wizards tampoco pudo llegar en mejor momento para los aficionados de la capital de la nación, que ha visto cómo su equipo de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL), los Pieles Rojas de Washington, se encuentra con una marca 0-2 en el comienzo de temporada y sólo tres puntos anotados. Primera vez en su historia de 69 años que sufren tal humillación.

Pero a nadie le preocupan los males de los Pieles Rojas, sino lo que significa la llegada de Jordan y el respeto que ya han conseguido en todo el país, al tener al jugador considerado por muchos como el mejor en toda la historia de la NBA.

Fiebre por "Air"


La fiebre por ver a Jordan no sólo se ha desbordado en Washington, donde los directivos de los Wizards alucinan de satisfacción al ver cómo ya tienen asegurados los llenos completos del MCI Center con 20.000 asientos de capacidad, para los 41 partidos que disputen como locales, sino que a través de todo el país.

Los duelos entre Jordan y las jóvenes estrellas del momento que hay en la NBA como Kobe Bryant, Vince Carter, Allen Iverson y Tracy McGrady, entre otros, han comenzado a ser ya valorados por los expertos, y la coincidencia generalizada es que al final el nuevo jugador de los Wizards les dará una lección de lo que son los fundamentos del baloncesto.

Sin miedos


Jordan, que nunca tuvo miedo a fallar en los momentos decisivos, ahora tampoco se sentirá intimidado, cuando los jóvenes le puedan superar en agilidad y fuerza física, porque él lo hizo muchas veces antes. Pero al final encontrará la manera de ser el ganador con su consistencia y talento, que tanto escasea en la NBA.

"Puedo fallar muchas veces, pero desde que tuve en mis manos una pelota de baloncesto, el objetivo no fue pensar en las que no entraban en la canasta sino en las que tenía que meter", declaró Jordan.

Su filosofía y su "ego" de súper estrella no han cambiado para nada, y a sus 38 años está convencido de que cuando comience la competición de liga, su sonrisa, masticando chicle, lengua fuera y número 23 serán una vez más el gran centro de atención de todo el mundo.