La situación que enfrenta la economía argentina es extremadamente delicada, pero pareciera no haber una clara percepción por parte de la clase política de la gravedad de la misma.

Mientras los gobernadores mantienen con el gobierno una discusión interminable sobre el monto y la composición -bonos y efectivo- de los fondos coparticipables, el sistema financiero sufrió en las últimas dos semanas una salida de depósitos similar a la registrada en los meses de julio y agosto, el momento de la salida más violenta de capitales desde el inicio de la convertibilidad.

Entre el 22 de octubre y el 5 de noviembre salieron US$ 3.400 millones del sistema. De esta manera, prácticamente se perdieron los recursos recibidos del FMI para reforzar la convertibilidad que tanto esfuerzo le costó obtener al gobierno en agosto pasado.

Paula Premrou, de Portfolio Personal, recordó que la apuesta a la sensatez de la clase política ha sido desde fines de 2000 un pésimo negocio para los inversores. Primero fue el blindaje, luego fue el megacanje de deuda, después el acuerdo con el FMI. Estas oportunidades se diluyeron ante la falta de decisión para avanzar desde el principio en un ajuste en el gasto primario del gobierno, lo que finalmente llegó con la Ley de Déficit Cero.

La demora fue pagada con creces. La reestructuración ordenada de la deuda es ahora una de las últimas cartas que le quedan al gobierno para mantener en pie a la convertibilidad, por lo que el éxito del canje es una condición necesaria, aunque no suficiente, para vislumbrar una salida.

La semana que viene será clave para las expectativas. En primer lugar, habrá que evaluar el resultado de la visita del presidente Fernando de la Rúa a Estados Unidos, pero la ausencia de un acuerdo con la totalidad de los gobernadores impide esperar grandes anuncios. El gobierno apostaba no sólo a conseguir el apoyo de George Bush a las nuevas medidas sino también poder lograr algún tipo de garantías para avanzar en una propuesta de canje a los tenedores internacionales.

En segundo lugar, será clave la finalización de las negociaciones políticas con los gobernadores y con el Congreso. La respuesta de los inversores institucionales al canje será la tercera variable clave a monitorear.

Lograr avances positivos en los tres frentes será vital para poder frenar el drenaje de reservas, condición sine qua non para preservar el actual modelo económico.

Por su parte, el presidente del Banco Hipotecario, Miguel Kiguel, sostuvo que "Argentina obtendrá nuevos fondos de organismos multilaterales para financiar una reestructuración de deuda pública en los mercados globales sólo si el gobierno logra mostrarle al mundo que todos los actores políticos y económicos del país apoyan esa estrategia".

"Los fondos multilaterales estarán disponibles en la medida en que haya un acuerdo Nación-provincias y con todos los actores, como los bancos y las AFJP. Sin acuerdo es muy difícil que haya fondos", insistió.

Sobre la situación con las provincias, Kiguel apuntó: "Si se firma el acuerdo es importante, porque habrá un consenso por la plata (dinero de reparto de impuestos). Si no se arregla, el problema es que van a tener menos plata y van a quedarse desamparadas. Si firman también van a tener menos plata, pero van a saber cuánto menos", resaltó.

Advirtió que "no se puede seguir tensando la cuerda, porque ya se tensó tanto que se va a cortar. Debilitar a De la Rúa en este momento es un error, porque se necesita un presidente firme para negociar con los organismos para toda la Nación", enfatizó.