Medio Ambiente: MED-01

El futuro, en manos de las mujeres

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Las mujeres están llamadas a jugar un rol fundamental en el futuro de la Tierra, según se desprende del informe sobre población de Naciones Unidas, presentado este miércoles en París y Londres, simultáneamente.


El aumento de la población y el creciente consumo, propiciados por las nuevas tecnologías y la globalización, causan alteraciones sin precedentes en el planeta y el medio ambiente, advierte el informe.

Ante esta situación, la ONU insta a dar más poder y educación a las mujeres para que puedan planificar los nacimientos y así quizás se pueda revertir esta tendencia alarmante.

Las mujeres representan más de la mitad de la mano de obra agrícola del mundo y se ocupan prácticamente de todos los recursos vitales de las familias (agua, combustible y víveres), subraya el informe del FNUAP -Fondo de las Naciones Unidas para la Población-, bajo el título "Huellas e hitos: Población y cambio del medio ambiente".

Pero ellas no tienen ningún control de esos recursos en los países pobres donde las necesidades son las más grandes a causa de legislaciones y costumbres locales que les niegan el derecho a decidir si procrear o no procrear, y también el derecho a heredar la tierra y a obtener créditos para iniciar una actividad.

"El incremento de la población y el consumo, alimentado por las nuevas tecnologías y la globalización, está alterando el planeta en una escala sin precedentes", advierte el informe, que apunta a la destrucción de los hábitat naturales, la creciente contaminación y la disminución de los casquetes polares debido al "efecto invernadero".

"Conseguir la igualdad de estatus entre los varones y las mujeres y garantizar el derecho a la salud reproductiva, incluido el derecho a elegir el tamaño de la familia y la distancia entre los nacimientos de los hijos, ayudará a disminuir el crecimiento de la población, reducir el tamaño de la futura población mundial y rebajar la presión medioambiental", explica el FNUAP.

Al borde del precipicio


"Aquí estamos al borde de un precipicio. Es una crisis de proporciones globales a la que se debe dar respuesta con alguna urgencia", dijo en rueda de prensa Alex Marshall, editor del informe en Londres.

Según proyecciones de la División de Población de la ONU, la población mundial se incrementará en un 50 % para el año 2050 (de 6.100 millones pasará a 9.300 millones de habitantes); incremento que sólo se experimentará en los países en desarrollo, representando entonces el 85 % del total mundial. Los países desarrollados, en cambio, se mantendrán al nivel actual de 1.200 millones de habitantes.

La escasez suscita en general prácticas agrícolas nefastas para el entorno (deforestación, cultivos y ganadería intensivos) que, a su vez, en un círculo vicioso, deterioran los suelos y reducen las cosechas.

Gobiernos y donantes extranjeros tendrían interés en crear un "círculo virtuoso" con familias menos numerosas y más educadas, en una buena gestión de los recursos, estima el FNUAP, citando los progresos realizados en México y en ciertos países del sudeste asiático donde la fecundidad disminuyó durante la última generación.

El informe enumera todos los temas de inquietud sobre la sobrevivencia del planeta evocados en estos últimos años, como la desaparición probable de 60.000 especies vegetales -un cuarto del total mundial- en beneficio de nuevas variedades de alto rendimiento que exigen abonos y pesticidas especiales que amenazan con perturbar el equilibrio ecológico y crear nuevos problemas; también menciona la contaminación de mares y ríos, la sobreexplotación de los recursos pesqueros, la degradación de los suelos y el incremento descontrolado del uso del agua dulce disponible.

Datos inquietantes


Según las estimaciones, los 49 países más subdesarrollados, que ya sufren graves problemas para suministrar servicios básicos a sus habitantes, triplicarán su población para pasar de 668 millones a 1.860 millones de personas.

El informe recuerda que el gasto del consumo se ha más que duplicado desde la década de los '70, principalmente en los países más desarrollados, mientras la mitad de la población sobrevive con menos de dos dólares al día.

"Las medidas para conservar la energía, restringir la contaminación y promover el uso sostenible de los recursos naturales son esenciales para el desarrollo sostenible en el futuro", agrega.

Los autores del informe destacan que el uso del agua dulce se ha multiplicado por seis en los últimos 70 años, "a veces con efectos desastrosos", sobre todo por su utilización en la agricultura y la industria.

Además, entre 1985 y 1995 la producción de alimentos creció por debajo del aumento de los habitantes en 64 de 105 países en vías de desarrollo, debido a la degradación del suelo, escasez de agua, prácticas agrícolas inapropiadas y un rápido crecimiento de la población.

El impacto humano en el medio ambiente, agrega el informe, "está agravando la intensidad de los desastres naturales" y son los pobres quienes sufren las consecuencias, con más de 25 millones de refugiados medioambientales en el mundo.

El informe refiere también a la relación entre el medio ambiente y la salud y recuerda que las condiciones actuales contribuyen a diseminar enfermedades contagiosas, que representan la causa del 20 al 25 por ciento de las muertes en todo el mundo.

Igualmente, el uso de agua no potable y la consiguiente falta de higiene mata a doce millones de personas cada año, mientras que la contaminación del aire causa la muerte de otros tres.

El informe recomienda poner en práctica los acuerdos logrados en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de 1994 (El Cairo) sobre la necesidad de garantizar los derechos de la mujer como una clave para el desarrollo sostenible.

Propone también producir incentivos para el desarrollo, uso y divulgación de más métodos de producción sostenible, y mejorar la base de información con esos fines.

En la conferencia de 1994, los países se comprometieron a financiar proyectos en ese sentido por 17.000 millones de dólares anuales hasta el año 2000 y 20.000 millones más enseguida, teniendo en cuenta el crecimiento demográfico.

Los países en desarrollo, que debían financiar los dos tercios, han cumplido gran parte de su compromiso, mientras que los países desarrollados sólo han cumplido la mitad, subrayó la directora para Africa del FNUAP, Fama Hane Ba, que presentó el informe en París. (AFP-EFE-Reuters)

Crecimiento demográfico y efecto invernadero


Cada nacimiento evitado puede contribuir a reducir el cambio climático causado por los gases con efecto de invernadero, indica el informe mundial 2001 del Fondo de las Naciones Unidas para la Población.

Frenar el crecimiento demográfico reducirá mecánicamente el número de futuros contaminadores y ayudará a respetar los topes de emisiones consideradas por el Protocolo de Kyoto, en el marco da Convención sobre Cambio Climático.

Pero las evaluaciones de los "costos de procreación ligados al clima" varían fuertemente según los países: un nacimiento en Africa, donde las tasas de emisión de gas con efecto de invernadero son débiles, puede provocar costos de alrededor de un centenar de dólares, mientras que llegarían a 4.000 dólares por nacimiento en Estados Unidos, país que produce un cuarto del volumen mundial de esas emisiones.

Esas cifras dependen también de la amplitud futura de las emisiones de gas, de su costo y del crecimiento demográfico real.

Actualmente el 20 % de la población mundial, esencialmente en los países desarrollados, produce 63 % de las emisiones de gas con efecto de invernadero.

La población de Estados Unidos sólo representa 4,6 % de la población mundial, pero debería progresar en 56 % en 50 años, mientras que la de la mayor parte de los otros países industrializados se estancará. (AFP).

Refugiados ambientales


Por primera vez ha habido más refugiados ecológicos que los provocados por la guerra en el mundo en 1998, señala el informe 2001 sobre el estado de la población mundial del Fondo de Población de las las Naciones Unidas (FNUAP).

Los movimientos de población por catástrofes naturales no son un fenómeno reciente pero lo que es nuevo es la combinación de varios factores: agotamiento de recursos, destrucción irreversible del entorno y crecimiento demográfico.

Cuando el Yang-Tse inundó masivamente China y mató a más de 4.000 personas, la catástrofe fue ampliada por la deforestación y la erosión, consecuencias del exceso de población a lo largo de los bordes del río.

A comienzos de 2001, miles de personas debieron abandonar sus hogares destruidos por varios terremotos en El Salvador, que provocaron desplazamientos de terreno.

Esos desplazamientos de terreno fueron más mortíferos aún porque las faldas de las montañas habían sido deforestadas para llevar a cabo una agricultura de subsistencia, subraya el informe.

Además, las poblaciones que huyen de una catástrofe ecológica provocan al huir daños importantes al entorno.

Tal ha sido el caso de los refugiados ruandeses en Tanzania en 1994 que destruyeron los árboles y arbustos para hacer fuego, que cortaron los postes, que cazaron los animales protegidos de las reservas naturales, y que cultivaron tierras que no debían ser empleadas con ese fin.

Los países industrializados gastan 8.000 millones de dólares cada año para ayudar a los refugiados, o sea, la séptima parte del total de la ayuda externa para el desarrollo, indicó el FNUAP.