Persona y Sociedad: PER-01

La crisis llega a las aulas

Archivo/El Litoral. COMPLICACIONES. Los docentes están preocupados por lo que se ven venir: un año duro, con poca ayuda y muchas carencias.

Algunas escuelas ya están pidiendo que la gente colabore con útiles para los chicos. Prevén que muchos niños no podrán contar con los elementos necesarios para estudiar. Apelan a que la solidaridad tape los baches que está ocasionando la crisis.


"Nos estamos viendo venir una situación muy difícil", dice Teresita Nosari, vicedirectora de la escuela República del Uruguay. La preocupación tiene su sustento: los docentes saben que muchos de los 647 pibes de San Pantaleón, Villa Hipódromo y Barranquitas llegarán el 4 de marzo a la escuela con la mochila cargada de problemas y vacía de útiles.

El problema fue analizado por la Dirección del establecimiento, que tomó la decisión de buscar ayuda en toda la comunidad santafesina: "Pedimos que nos acerquen hojas de carpeta, cuadernos, lápices, gomas, biromes... lo que puedan", explican desde el edificio de Peñaloza y Fray Cayetano Rodríguez.

Durante el año pasado las dificultades se pudieron sortear gracias a la colaboración de los docentes. Pero hoy, a la crisis sin precedentes se suma que la escuela ya no tiene más planes sociales. "Siempre había una reserva de materiales para comenzar el período escolar, pero el año pasado se agotó", comenta la vice.

Las consecuencias ya empezaron a notarse durante el período de clases de apoyo y recuperatorios: "Muchos alumnos se presentaron sin un lápiz, una birome, una regla...", cuenta.

¿Adiós a la escuela?


Hace una semana, el gobierno nacional y el sector empresario acordaron que la canasta escolar básica no superaría los diez pesos. Incluirá 14 productos, con precios de referencia tanto para productos de mayor como de menor calidad. Según se indicó, se intenta que los comerciantes posicionen sus precios en relación con esta canasta.

Lo cierto es que la situación en las escuelas marginales amaga con llegar al límite que todos los docentes tratan de evitar: que algunos padres saquen a los chicos del sistema escolar para mandarlos a trabajar.

"Algunos de nuestros alumnos ya trabajan en la calle. Aunque en la escuela tienen comedor, creemos que algunos adultos van a priorizar que sus hijos trabajen", asumen los directivos, mientras ruegan que el fantasma de la deserción no se apodere de las aulas.

"Hasta ahora no hemos tenido abandonos; los docentes han tratado cada caso particularmente. Pero estamos viendo que este año puede darse una situación más compleja", aseguran.