Política: POLI-02

La emigración que empobrece

Se van dólares y recursos naturales. Y también los jóvenes capacitados. Una especialista admite un impacto demográfico "grave". Pero cree que "muchos van y vuelven".


"Las colas en los consulados impacta, pero el fenómeno no es nuevo: es un proceso que lleva más de 10 años y que ya tuvo un pico allá por el '91 o '92". La licenciada Susana Novick es investigadora del Conicet y docente de la UBA. Trabaja en temas demográficos en el instituto Gino Germani, de la facultad de Ciencias Sociales, y accedió a reflexionar para El Litoral en torno del impacto que puede tener para el país el espacio vacío de quienes se van.

"Es grave demográficamente", admite. "Nuestro país desde 1967 ha entrado en prematuro envejecimiento. Los mayores de 65 años tienen un peso relativo cada vez mayor en la pirámide poblacional. Y tenemos menos población activa".

"Para nosotros, que emigre gente en edad activa y con capacitación universitaria implica un vaciamiento muy grande. No lo podemos cuantificar. Pero la observación empírica así lo indica", reconoce. Incluso cita un trabajo de Roberto Araujo, según el cual el 45% de los estudiantes de la UBA son "emigrantes potenciales".

"Se llevan los dólares, los recursos naturales no renovables y también lo que se llama el capital humano. Entonces la Argentina es un país que se empobrece en tres dimensiones, que juntas implican un empobrecimiento muy profundo". afirma.

Señala que "hasta hace 6 o 7 años todos los trabajos de los demógrafos apuntaban a la Argentina como foco de atracción de inmigrantes en el Cono Sur. Y los estudios focalizaron el problema en términos históricos de inmigración masiva de europeos de fines del siglo XIX hasta 1914, como gran flujo y aumento en 1947-1952. Pero esto es diferente: es la crisis de la Argentina que produce un incremento de la emigración de jóvenes argentinos con capacitación. Estamos exportando gente con mucho valor agregado".

¿Van y vuelven?


"Hay una particularidad del fenómeno que difiere del tradicional. La imagen que tenemos de la inmigración clásica de nuestros abuelos es que se recorrían grandes espacios, se traspasaban fronteras, había una gran distancia y era para siempre".

Susana Novick aclara que buena parte de ese fenómeno se desmitificó cuando un trabajo que Cristina Cacopardo y José Luis Moreno reveló que casi la mitad de los inmigrantes que llegaron al país se volvieron al viejo continente.

"Hoy -explicita- la migración puede llevar a mucha o poca distancia, pero con el desarrollo de los medios de transporte, todas se han acortado. Y los flujos que se observan tienen la característica de que no son para siempre. Los migrantes no son para siempre: van y vuelven, y a lo mejor vuelven a hacerlo".

Señala que "los flujos se han complejizado" por la existencia de trabajos temporarios y la carencia de medios para medir a quienes salen del país y regresan.

Según pasan los años


Susana Novick ha publicado diversos trabajos, entre ellos Política y Población (Argentina 1879-1989), y hoy estudia la crisis del '30, desde la que observa incluso con alguna esperanza que también la crisis de hoy es una oportunidad.

"En los '60 -dice- con la `Revolución Argentina' hubo un flujo muy grande que si bien numéricamente pudo haber sido mucho menos de lo que es hoy, el impacto fue muy grande para el país, en el sentido de dejar un hueco muy difícil de suplantar, que además tuvo efectos, porque esa gente dejó lugares vacíos en la universidad, dejó equipos que quedaron sin líderes y dejaron también proyectos de modelos de desarrollo que esa gente impulsaba y quedaron truncos

"Con el `proceso de reorganización nacionalï se produce un flujo importante de argentinos que emigran, ya no tanto intelectuales de gran prestigio sino gente más relacionada con actividades políticas, perseguidos y exiliados".

Dice que "lo que aparece ahora como novedoso pero no es tan reciente -tiene 10 años- y va creciendo es que ya no son personas de características tan peculiares como intelectuales o exilados políticos, sino que son parte de una clase media y con capacitación universitaria que migra por razones casi exclusivamente laborales o económicas".

"Al imaginario colectivo le resulta difícil romper la imagen de que estamos aquí para recibir inmigrantes y que nuestro problema es que somos tan ricos que vienen de países limítrofes a sacarnos el trabajo. Y pensar que Argentina es pobre y que entonces sus hijos o jóvenes tienen que emigrar a buscar opciones. Es como pasar de blanco a negro".

Inmigración y éxodo


Rubén Giustiniani preside la Comisión de Población de la Cámara de Diputados de la Nación y reconoce que "la crisis ha determinado que se invierta el análisis de la problemática de la comisión. Había sectores preocupados en su momento por la inmigración que llegaba, y quitaba mano de obra argentina. Hoy estamos ante un éxodo de lo mejor de nuestra gente. Son los más jóvenes, los más capacitados. Hay que hacer un gran esfuerzo para que no se vaya toda esta gente formada en nuestras escuelas y universidades, y que le hace mucho mal al país. Estamos seguros de que el camino no es Ezeiza, sino el de construir un país con decencia, con justicia y que en él tengan lugar los jóvenes argentinos".

El fenómeno en clave


"Hoy migran los jóvenes sin responsabilidades familiares, es decir solteros. Y uno de los fenómenos que se observan en estos nuevos flujos es la feminización, es decir mujeres solas, a la inversa de lo que pasó en la migración clásica argentina masiva".

  • "Adela Pellegrino analiza en un trabajo la migración de latinoamericanos, que si se observa dan ganas de llorar. Hay muchos brasileños -no sólo argentinos- que van a los Estados Unidos. Pero a nivel argentino, el nivel educativo de quienes emigran es superior al nivel educativo medio de los norteamericanos".
  • "En relación con Europa la cosa se complejiza, porque muchos tienen ciudadanía comunitaria. Pero hay que tener en cuenta que tanto España como Italia tienen la tasa de fecundidad más baja de los países europeos. Saben que necesitan de los inmigrantes. Entonces se combinan los fenómenos de la expulsión de jóvenes de la Argentina por la necesidad económica y la demanda de países europeos que están envejeciendo".
  • "Conozco profesionales que dejan a sus hijos de 25 años aquí y emigran. Y gente de clase media que les fue mal en los negocios, de más de 55 años, que también emigran. La cosa es más compleja, no son sólo jóvenes los que se van".