Buenos Aires (C).- Eduardo Duhalde volvió de Europa convencido por primera vez de que no tiene otro camino que el arreglo con el FMI. Y apeló a la amenaza de su renuncia como presión ante legisladores y gobernadores para apurar lo que él mismo dilató en más de cuatro meses de dudas sobre el rumbo político que debía seguir.

A su regreso de Europa, el presidente no ofreció declaraciones. De inmediato, acompañado por su secretario José Pampuro, se reunió con su equipo de confianza: Aníbal Fernández, secretario de la presidencia; Carlos Soria, titular de la Side; Alfredo Atanasof, jefe de Gabinete y Jorge Matzkin, ministro del Interior.

Las versiones surgieron y se multiplicaron por todo el espectro político: si no se aprueba la Ley de Subversión Económica y si los gobernadores no firman el pacto fiscal, el presidente se alejaría del cargo.

El mensaje fue tan categórico que incluyó un esquema de salida: de la reunión con gobernadores de La Pampa, el lunes próximo, saldría un nuevo gobierno de transición encabezado por el gobernador de ese distrito, Rubén Marín, que convocaría a elecciones en 90 días.

Ya instalado el clima, y con el "espanto" como argumento para alcanzar los objetivos trazados, se iniciaron las gestiones para apurar al Congreso (ver "Subversión Económica") a fin de lograr la sanción de la ley que aún reclama el FMI.

El presidente recibió entonces al titular del Banco Central para pedirle el "gesto patriótico" y cumplir con otra de las exigencias del Fondo: que se quede el actual titular del BCRA, quien (en sintonía con el FMI) viene advirtiendo que el nivel de emisión para salir del corralito que ha esbozado Roberto Lavagna es un camino directo a la hiperinflación.

Duhalde le prometió además a Blejer que se sancionaría la inmunidad para directores del Banco Central, que temen acciones penales de ahorristas o banqueros, porque son ellos quienes tienen que decidir qué bancos cierran y cuáles se fusionan, en el traumático e ineludible proceso de reforma financiera que se avecina.

Duhalde debería apelar a un decreto de Necesidad y Urgencia a tal fin (el borrador ya está redactado) si no logra el acuerdo parlamentario en esta materia, el mismo que ya ha fracasado en varias oportunidades tras reclamos similares de Pedro Pou, José Luis Machinea o Domingo Cavallo.

La reunión fue gestionada por el ministro del Interior, Jorge Matzkin, aún antes de que el presidente regrese de Roma. El lunes, en La Pampa, el mandatario nacional debería tener la Ley de Subversión Económica sancionada, y allí podrá determinar si puede alcanzar el otro requisito del FMI que refiere al pacto fiscal para disminuir los déficit fiscales en las provincias.

Los gobernadores adelantaron a Matzkin sus reclamos por deudas pendientes con las provincias y sobre el manejo de los planes sociales. Pero además llevarán sus dudas sobre los recortes fiscales que exige el FMI, cuyo cumplimiento está condicionado por la baja recaudación fiscal.

Cabe recordar que hasta aquí sólo 7 provincias han firmado el compromiso, entre ellas Córdoba. Mientras tanto, Santa Fe reclama el reconocimiento de deudas pendientes; Buenos Aires argumenta que no puede avanzar más con recortes sobre docentes y hospitales, y Capital Federal observa de reojo que no haya privilegios a distritos administrados por el PJ. Por eso, por ahora, se niegan a firmar.

El presidente Eduardo Duhalde, ayer, en una reunión con sus colaboradores, "pegó un golpe sobre la mesa y advirtió que esto no es un juego", y les dijo que "vamos demasiado despacio" en la búsqueda de soluciones a la gravísima crisis, y que "a este ritmo, así, no me interesa".

Esos detalles de la reunión que mantuvo ayer el primer mandatario al regreso de su gira por España e Italia con el gabinete, los reveló este mediodía el vocero presidencial, Eduardo Amadeo.

Amadeo aseguró que "la advertencia del presidente llegó fuerte" y que les pidió a todos, incluso a los legisladores, que "asuman sus responsabilidades y se lo tomen en serio".

"Yo (les apuntó Duhalde, según informó Amadeo) me lo tomo en serio: trabajo veinte horas por día, me estoy matando en esto, y parece que hay gente que mira para el cielo".