Area Metropolitana: AREA-02 Los baches son eternos en la avenida Mar Argentino

Guillermo Di Salvatore. PARCHES SOBRE PARCHES. Los baches aparecen bajo los arreglos provisorios que no resisten. Hay lugares en que los camiones van casi a paso de hombre.

La obligada marcha lenta crea más inseguridad, sobre todo a camiones. Los santafesinos creyeron en 1999 que se haría un reparación a fondo, pero el presupuesto no alcanzó. Por entonces, Vialidad Nacional se ahorró 700 mil pesos. Y la obra pasó al olvido.


La avenida Mar Argentino tiene una defensa en sus taludes que aventa cualquier tipo de problemas con las inundaciones, pero su carpeta de rodamiento está en pésimas condiciones.

Baches, banquinas de tierra más altas (que provocan acumulación de agua) y un amontonamiento de parche sobre parche en las cabeceras de los puentes, además de guardarraíles rotos y un tráfico pesado constante.

En los últimos dos meses, a los peligros viales se sumaron otros -comunes a otras vías de comunicación- con los robos de camiones de carga, facilitados por lo lento que se debe circular por el mal estado del camino.

En marzo de 2000 los santafesinos recibieron una mala noticia: la Subsecretaría de Obras Públicas de la Nación decidió recortar de la obra en la Mar Argentino el rubro correspondiente a la reparación de la calzada compuesta por losas de hormigón. Sólo un tercio de los trabajos programados originalmente para la carpeta de rodamiento quedaron en firme.

Los usuarios del camino aún sufren aquella decisión, tomada cuando el dólar costaba un peso y los presupuestos podían programarse, licitarse y ejecutarse. Hoy sólo el primer tramo (desde el extremo sur hasta el comienzo del barrio Centenario) tiene las reparaciones necesarias. En el resto abundan los pavimentos de baja calidad que no logran tapar las quebraduras y agujeros de las losas de hormigón.

En las banquinas hay dos problemas, que con una pala se solucionan: están más altas que la carpeta de rodamiento y eso endica el agua de lluvia con el consecuente peligro para la circulación; además, se forman barros que la han descalzado en algunos puntos.

La obra de defensa y pavimento de 1999-2000 había previsto 1,2 millones para reparar las losas, pero 700 mil pesos debieron cambiar de destino, porque el problema erosivo que se detectó no fue previsto por el presupuesto inicial.

También dentro de aquella modificación contractual, se cambiaron de destino unos 300 mil pesos que estaban previstos para estabilizar el suelo bajo las losas. Aquel ítem procuraba (tras una reparación a fondo) evitar los desplazamientos, mediante la inyección de cemento, ya que no todas las deficiencias del pavimento son superficiales.