Pantallas y Escenarios: PAN-04 Una historia de aprendizajes


El mundo de la mafia vuelve a ser convocado por Hollywood. Todas sus reglas y preceptos se cumplen al pie de la letra, a pesar de que la familia, institución siempre honrada en este gremio, sufre aquí algunos sacudones interesantes. Como siempre, hay uno que ostenta todo el poder, se llama John Rooney y puede cambiar su mirada bonachona frente a sus nietos por una que incita al crimen en un abrir y cerrar de ojos. En su entorno se mueve el otro protagonista, Michael Sullivan, un simple asesino a sueldo adoptado y sus descendientes.

Sullivan tiene dos hijos también y uno de ellos será el que cuente esta historia, que se ocupa de narrar lo que pasó en seis semanas en las que junto a su padre estuvieron asaltando bancos, o mejor dicho la específica cuenta bancaria de quienes mataron a su otro hijo y esposa. La razón de tal matanza fue acallar a esta familia y principalmente a nuestro pequeño héroe, Michael Jr. quien vio cómo mataban impunemente, tras esconderse en el asiento de atrás del auto de su padre, simplemente porque quería saber de qué trabajaba.

A todo esto hay que agregar la contratación de otro asesino a sueldo para matar a los Sullivan, quienes a medida que asaltan también huyen. Un par de situaciones atemperan las alternativas violentas del relato, como la aparición de una tal tía Sara destinada a quedarse con el chico, o una familia de campesinos que los atenderán luego de una refriega, despertando los únicos sentimientos nobles de este filme, demasiado expuesto a aquello de buenos y malos y también de oponer el campo a la ciudad.

El filme se centra fundamentalmente en describir la difícil relación entre padre e hijo. Si bien se desconfían mutuamente, el primero porque no cree poder convencerlo de la razón por la que se hizo gangster al niño, ya que le cuesta redimir a su padre luego de verlo matar. Pero en esas semanas fatídicas aprenderán a conocerse, al atravesar tantos peligros y necesidades. Pero los mejores resultados hay que buscarlos en la estupenda fotografía de Conrad Hall, la magnífica reconstrucción de época -transcurre en los años de la depresión, 1931- y las estupendas interpretaciones de Tom Hanks y Paul Newman.

El filme cuenta además con un sólido guión, al que Sam Mendes en su segundo trabajo (el primero había sido la oscarizada "Belleza americana"), no logra darle el peso de una verdadera tragedia, como apunta su historia. Demasiado académico en su narración, hace privar la letra antes que el espíritu. Así y todo, el filme es un retrato convincente de estos personajes que se buscan empecinadamente a sí mismos.

"Camino a la perdición"


("Road to perdition", Estados Unidos, 2002). Dirección: Sam Mendes; guión: David Self, basado en la novela gráfica de Max Allan Collins e ilustrada por Richard Piers Rayner; fotografía: Conrad L. Hall; música: Thomas Newman; montaje: Jill Bilcock; escenografía: Nancy Haigh; vestuario: Albert Wolsky. Intérpretes: Tom Hanks, Paul Newman, Jude Law, Jennifer Jason Leigh, Stanley Tucci, Daniel Craig, Tyler Hoechlin, Liam Aiken, Ciarán Hins, Dylan Baker y David Darlow; duración: 116m. Presentada por Fox en Cinemark.

Calificación: Buena.

Juan Carlos Arch