Tratando de resolver los puntos pendientes del acta de intención, el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, tiene previsto reunirse esta noche en Washington con la vicedirectora del FMI, Anne Krueger.

El funcionario argentino, que viajó acompañado por Gabriel Rubinstein y Sebastián Palla (contratados como asesores por la Secretaría de Finanzas), y Alejandro Henke y Marcelo Biffi (Banco Central), centrará la discusión al pretendido aumento de las tarifas, la forma en que se llegará a un superávit primario de 2,5 por ciento para el año próximo, y el estricto control de cambios que existe en el país.

Fuentes del Palacio de Hacienda admitieron esta mañana que "hay voluntad de acuerdo en el Fondo", pero aclaró que sus autoridades "quieren antes que el gobierno argentino haga un ajuste fiscal adicional, aumente las tarifas públicas entre un 20 y un 30 por ciento y fortalezca el programa monetario".

Pero a estas imposiciones se le sumó en las últimas horas la preocupación existente en Washington por el virtual fracaso de la segunda versión del canje de depósitos reprogramados por Boden a diez años de plazo.

Según los analistas, esta situación deja a las entidades financieras en una situación más vulnerable cuando comiencen con la devolución a ahorristas en enero de los depósitos reprogramados.

Como se sabe, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, no quiere dar un paso atrás en temas que considera clave, como la liberación del control de cambios y del dinero en cuentas corrientes y cajas de ahorro.

Nielsen comenzó sus contactos en Washington esta misma mañana con un encuentro con John Thornton, encargado del caso Argentina dentro del FMI.

Los propios voceros de Economía admitieron que la relación de los técnicos del FMI con el secretario de Finanzas no es la mejor, ya que en su anterior visita, Nielsen dio el visto bueno a un borrador de Carta de Intención que luego, el propio Lavagna y hasta Eduardo Duhalde, cambiaron el contenido a 60% de las medidas involucradas. De allí que varios medios especializados prefirieron hoy explicar que si esta instancia no se destraba podría haber un retroceso en la negociación.

Otro de los temas que tendrá que quedar definido esta semana en Washington es el mecanismo para que los bancos puedan cancelar con títulos públicos los 17.600 millones de pesos de redescuentos tomados al Banco Central.

"La idea central es que los bancos públicos y privados tengan el mismo tratamiento", explicó una alta fuente del palacio de Hacienda.

La posibilidad de que los bancos apliquen los títulos en default para cancelar los préstamos recibidos, un mecanismo denominado "netting", fue aceptado por el FMI e incluso figura en detalle en el último borrador de la Carta de Intención que redactaron los técnicos del organismo internacional.

Esta definición es un tema clave para el sistema financiero, y particularmente para aquellas entidades que recurrieron en forma masiva a préstamos del Central para financiarse durante la corrida de depósitos: Banco Galicia (4.550 millones de pesos), Banco Nación (3.750 millones), Bapro (3.560 millones) y el Francés (1.440 millones) son los más recurrieron al auxilio del BCRA.

El esquema final a adoptar, que implicará un importante salvavidas para las entidades endeudadas, sería implementado apenas se cierre el acuerdo con el FMI. De acuerdo a los cálculos, antes de fin de año los bancos podrían utilizar sus bonos del Estado (que hoy cotizan apenas a 20 por ciento de paridad) para pagar los redescuentos.

En una encuesta que llevó a cabo Clarín en su sitio de Internet, el 58,6 % de los participantes dijo que el acuerdo con el FMI no traerá ningún beneficio a la Argentina.

La pregunta concreta era: ¿cuál sería el beneficio concreto del acuerdo que se está gestando con el FMI? a) Crédito, b) Estabilidad, c) Tranquilidad y d) Ninguno. De los 7.779 votos emitidos hasta las 10.20 de hoy, 4.557 opinaron que no traerá ningún beneficio, 1.089 auguraron estabilidad, 1.076 crédito y 1.057 tranquilidad.