Opinión: OPIN-05 Obra poética de Silvina Ocampo


La obra poética de Silvina Ocampo ha sido poco explorada por la crítica literaria argentina a pesar de su indudable riqueza expresiva y su estructura innovadora: "Poesía completa I", un volumen distribuido en estos días, permite subsanar las omisiones del pasado y acercar a un público masivo una de las producciones más inquietantes del género poético.

Silvina Ocampo nunca tuvo el carácter dominante ni el afán polemista de su hermana Victoria; rehuyó cuanto pudo las entrevistas y se desinteresó de los mecanismos publicitarios cada vez que decidió publicar una obra nueva. Como si fuera poco, eligió tener un rol ignoto en el trío creativo que la tuvo como protagonista junto a Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares.

Tanto desdén por la vida pública dio como resultado una de las omisiones más notables en la historia de la literatura argentina, que recién se comenzó a saldar hace cuatro años cuando Emecé anunció su decisión de publicar las obras completas de la autora.

Al lanzamiento de "Viaje olvidado", "Los que aman odian" -escrito junto a Bioy Casares-, "Los nombres", "Lo amargo por dulce", los dos tomos que integran sus "Cuentos completos" y la "Antología esencial" se suma este volumen que alcanza para bosquejar algunos de los tópicos de la escritora: la combinación de temas sencillos con una riqueza expresiva incuestionable.

"Poesía completa I" reúne los cuatro primeros libros de poesía de Ocampo -aparecidos entre 1942 y 1953-, un conjunto de traducciones para la revista Sur en 1947, más un puñado de poemas no recogidos antes en libros.

Inventiva


La configuración de la inventiva en Ocampo responde a un proceso cuyas etapas hay que rastrear en la pintura antes que en las letras: poco antes de publicar su primer libro había tomado clases con el gran artista italiano Giorgio de Chirico, después de algunos frustrados intentos de acercarse a Picasso y André Derain.

De hecho, los títulos de algunos de sus relatos evocan escenas de los impresionistas franceses -"El Remanso", "Nocturno" y "El mar"-, al tiempo que revelan su fascinación por las formulaciones del cubismo y el surrealismo, y la obsesión por subvertir la idea tradicional de belleza.

"Como Rossetti y como Blake, Silvina llegó a la poesía por los senderos luminosos del dibujo y la pintura, y la inmediata certidumbre de lo visual perdura en su página escrita", testimonia Borges en un escrito fechado en 1970.

En sus cuentos, la autora conjuga de manera singular la indagación sobre los modos de lo real y la presencia del humor, que irrumpe, oportuno, como signo de ruptura dispuesto a quebrar las convenciones o la solemnidad.

Con una "ferocidad que siempre tiene que ver con la inocencia" -tal como la definió alguna vez el autor italiano Italo Calvino, gran admirador de su obra-, Ocampo se interna en el mundo infantil y descubre la maldad, el odio y la venganza que prospera en cada gesto de ternura o ingenuidad.

A lo largo de su vida, la escritora se negó a reconocer fronteras semánticas entre los géneros: "Escribo más naturalmente prosa que poesía. Me gusta más. La poesía es como una especie de regalo que viene de repente. Aunque no creo, como Borges, que existan temas que sólo pueden ser para un cuento y otros para un poema", aseguró la escritora en una entrevista publicada en 1975.

De manera coherente con esta afirmación, la obra poética de la autora desplaza y condensa los mismos mitos que sus textos en prosa: Ocampo se mantiene ceñida a las formas clásicas -a las múltiples posibilidades de la métrica española- pero luego otorga al soneto nuevas soluciones que quiebran los rígidos moldes tradicionales.

En libros de poemas posteriores, como "Lo amargo por dulce", Ocampo establece una imagen que se articula con aquellos cuentos donde parece latir lo autobiográfico, a la vez que se nutre de imágenes que deforman lo real.

Sin concesiones al realismo tradicional o al naturalismo, la poeta se perfila desde un principio como una cuentista que introduce en sus relatos lo fantástico como verosímil, pequeñas tramas en las que la descripción de lo absurdo se disfraza de naturalidad.

Sus poemas y cuentos aparecieron en la revista Sur que dirigía su hermana Victoria. Entre más de veinte obras publicadas figuran "Enumeración de la patria" (poemas), "Los que aman, odian" (novela policial escrita en colaboración con Bioy) y "Los traidores" (teatro, en colaboración con J.R. Wilcock.

Ocampo recibió el Premio Municipal de Poesía y el Primer Premio Nacional de Poesía. Realizó numerosas traducciones del inglés y el francés y a su vez, fue traducida a varios idiomas.

En el período inicial de su escritura, el mundo referencial de Silvina recorre un universo de opuestos: desde el interior de las mansiones con sus objetos y decorados se desplaza a las casitas humildes y precarias, donde habitan esos seres imbuidos "con una aureola de pureza": los pobres. Luego llegarán otros personajes los amantes, las modistas, las adivinas. Y los niños, siempre los niños. (Télam).