La UEREC está integrada mayormente por trabajadores que resistieron el cierre del frigorífico Yaguané (propiedad en algún momento de Alberto Samid) y que tras cinco años de lucha han logrado mantenerlo en producción conservando 480 puestos de trabajo.
La tarea no fue fácil y el propio Turquet admitió ante los diputados santafesinos que "en muchos casos estuvieron al margen de la ley, enganchados al sistema eléctrico", entre otras anécdotas, hasta lograr el dictado de leyes en el Congreso de la Nación y en la legislatura bonaerense que les permitiera hacerse cargo de la planta a una cooperativa de trabajadores.
Éstos debieron ceder los derechos laborables, algunos estudiar administración, pelear con la justicia, con sectores políticos y con acreedores que reclamaban a Yaguané 140 millones de dólares.
"El único apoyo financiero que nos dio el gobierno fueron 70 fondos de desempleo. Aprendimos a ser solidarios cuando estuvimos muertos de hambre y sin saber qué hacer", recuerda Turquet.
La experiencia de Yaguané se trasladó a otros frigoríficos como Minguillón, en Moreno (Pcia. de Buenos Aires); Fricader, en General Roca (Río Negro); la fábrica de ladrillos Palmar, entre otros. En Santa Fe, ya existe una experiencia y es la que lleva adelante el frigorífico San Sebastián en la localidad de Santa Isabel en el Dpto. General López. Turquet admite que "gran desafío es Roque Vasalli que pertenece a la quiebra del grupo Koner Salgado", sin dejar de resaltar la importancia de poner en marcha a la ex carrocera Dic y otras firmas como La Helvética (acoplados) y Cañadense (fábrica de jabón).
La legislatura porteña avaló recientemente, expropiación mediante, los proyectos de la cooperativa Chilavert Artes Gráficas, imprenta especializada en la edición de libros de arte de pintura argentina, y de la cooperativa Vieytes, productora de insumos para heladerías y confiterías.
