Sucesos: SUCE-02 Los familiares de Juan Manzón piden justicia
Se trató de una muerte anunciada. Una venganza contra quienes señalaron a los responsables de un tiroteo. Piden la captura del matador y también del autor intelectual.


Vanesa Soria y Gabriela Manzón, esposa y hermana de Juan Gabriel Manzón, asesinado el 25 de diciembre en Barranquitas Oeste, estuvieron en este diario para pedir públicamente por el pronto esclarecimiento del crimen.

Ambas mujeres dijeron que es necesario que se haga justicia en este caso para que la paz regrese a un vecindario donde "ya hubo demasiadas muertes" y hasta la vida de los más chicos está amenazada.

Los Manzón piden que la justicia alcance no sólo al matador sino también al autor intelectual porque, sostienen, la de Juan Gabriel fue una muerte anunciada, desde que fueron ellos quienes denunciaron en la Seccional 6a. y también en Asuntos Internos a los protagonistas de un tiroteo que puso en riesgo la integridad de sus hijos menores.

Según Gabriela Manzón, fue una mujer que forma en esa misma gavilla la que días antes del crimen la detuvo en la calle para decirle en tono amenazante: "Ahora atenete a las consecuencias porque el 24 les vamos a quemar las casas y ése -por su hermano muerto-, ya es boleta".

La denuncia en sede policial a la que hacen referencia habría derivado en Asuntos Internos porque, entre otros, hace mención de un policía que supuestamente provee armas, municiones y hasta chalecos antibalas toda vez que surge un conflicto entre pandillas rivales. También compromete a un vecinalista, sindicándolo como jefe de banda.

Nuestras entrevistadas hicieron mención de numerosos casos de homicidio registrados en ése y otros barrios de la ciudad en los que la banda en cuestión se habría involucrado.

La lista de crímenes es larga y el relato de ambas mujeres incluye nombres, fechas, lugares y circunstancias que ellas parecen conocer bien. Pero lo más oscuro y difícil de desentrañar es el motivo que impulsa a los unos contra los otros.

No obstante, es frecuente escuchar hablar de viviendas usurpadas en forma violenta, de casas saqueadas, desmanteladas hasta los cimientos y por último quemadas. También aparecen los planes sociales en continua disputa, precisamente en un sector de nuestra ciudad donde la miseria y la marginalidad social se manifiestan en toda su crudeza.

Por fin, también están las drogas, cuyo tráfico y consumo imposibilita la convivencia civilizada. Vanesa Soria y Gabriela Manzón aludieron precisamente al caso del chico Schafer quien el primer día del año fue herido de muerte por un dealer de la zona, un asesino que aún se mantiene prófugo.

A todo esto hay que agregar que la madre del infortunado menor, Juana Aguirre, dijo a este diario que el matador, un tal Coco L., es un conocido delincuente, un asaltante que además trafica con drogas a la vista de todos porque cuenta con la protección de algunos policías corruptos.

José Luis Pagés