Opinión: OPIN-04 Salir del pantano


Las negociaciones salariales para los trabajadores del sector privado volvieron a empantanarse, y el gobierno sería finalmente el que dirimiría la cuestión.

El inconveniente quedó reflejado días atrás cuando los principales referentes de los gremios y las empresas pusieron de manifiesto sus posturas que, tal como fueron explicitadas, se tornan irreconciliables.

Los dirigentes sindicales pidieron que se incorpore a los salarios la suma de 150 pesos hasta ahora no remunerativa, más 50 pesos adicionales que vendrían a compensar los descuentos que empezaría a tener ese dinero a partir de su integración a los haberes.

A esa petición los empresarios de las principales cámaras contestaron que no y que hay diseñada una política salarial hasta mitad de año que consiste en continuar otorgando la cifra no remunerativa, que solamente tributa para las obras sociales.

Antes de este encuentro se barajaba como posibilidad la alternativa de una incorporación gradual de la suma, por ejemplo en cuotas.

Pero a partir de la pretensión de los gremialistas, sobre todo de los "gordos" de la CGT oficial, que más empujan la demanda, del adicional de 50 pesos, los empleadores manifestaron su oposición sin cortapisas.

Sin acuerdo, entonces, concluyó la última reunión realizada en el Ministerio de Trabajo.

Pero apenas terminó el cónclave, surgió la versión de que el gobierno, en un fallo aparentemente salomónico, podría imponer por decreto la suma de 200 pesos no remunerativos. De tal manera, pretendería satisfacer a las dos partes en pugna, ya que se otorgarían los 50 pesos reclamados por los gremios y la suma final continuaría como hasta ahora, o sea sin incorporarse a los salarios.

Sin embargo, en las últimas horas, surgió una nueva posibilidad. Voceros vinculados con las negociaciones dejaron trascender que la administración de Eduardo Duhalde analizaría la alternativa de firmar un decreto por el cual se incorporaría una parte de esos 200 pesos a los sueldos y el resto continuaría siendo no remunerativo.

Las proporciones de lo que se mantendría dentro y fuera de los haberes es un tema que estudiarán los técnicos.

Según anticipan, en las próximas jornadas, pese a la reducción de los días hábiles por la Semana Santa, se avanzaría sobre esta cuestión, ya que la idea sería definir el tema antes de las elecciones del 27 de abril.

La resolución de este caso, y sobre todo si es en lo inmediato, tiene lecturas políticas y económicas.

Por el lado del gobierno se argumentaría primero el mantenimiento del principio de que cada parte resigne un poco de sus pretensiones, ya que las posturas originales son de máxima: más dinero vs. igual cantidad; integración total al sueldo vs. no incorporación.

Pero a la vez la administración Duhalde no rompería lanzas con los sindicatos en un momento político crucial y sellaría antes de los comicios una medida que podría acarrearle algunos beneficios -preelectorales y eventualmente post-electorales- al candidato del oficialismo, Néstor Kirchner.

Es que el gobierno puede mostrar el logro de un nuevo aumento, entregarle al santacruceño esa bandera para los tramos decisivos y, de yapa, evitarle -si llega a la Casa Rosada- tener que resolver en forma inmediata la cuestión de la incorporación del aumento a los sueldos, así como una pulseada inmediata con sindicalistas y empresarios por la cuestión salarial.

Desde el costado sindical, verían concretados parcialmente sus deseos, ya que, si bien no conseguirían la satisfacción total de su demanda, lograrían los 50 pesos adicionales y sumar un segmento de la suma fija a los haberes.

Pero lo que desean también, sobre todo los "gordos" de la CGT oficial, es tener las manos libres de compromisos para poder definirse en materia de candidatos.

Es que la mayoría de ellos se sale de la vaina por oficializar su apoyo a Carlos Menem, pero no lo hacen todavía porque, argumentan, no quieren irritar al gobierno duhaldista en medio de este definitorio tramo de las negociaciones salariales.

En lo estrictamente económico, la integración de la suma a los sueldos consolidaría la mejora en los haberes y, a la vez, reportaría más ingresos a las arcas fiscales por el hecho de que comenzarían a aplicarse todos los descuentos. Y si la suma se estira a los 200 pesos, entraría más plata a las obras sociales y al Pami.

Pero la alternativa de la incorporación parcial de la suma fija está aún en el terreno de las posibilidades. Lo cierto es que las tratativas, al menos lo que se dejó traslucir públicamente, están en el pantano y todo indica hasta ahora que el gobierno tendría que, en definitiva, poner en marcha el malacate para salir de esa situación.

Luis Tarullo (DyN)