Opinión: OPIN-05 Cartas a la Dirección

Adopciones


Señores directores: Les escuchamos decir a los señores jueces de Menores y de Familia un discurso similar, cuando de adopción se trata. Acá nos interesa el bienestar del niño, entendiéndose por ello el velar por la salud psíquica, física y moral del menor.

Quienes escribimos esta carta somos padres adoptivos, que adoptamos por las vías legales correspondientes a "nuestro hijo", para poder contarle con tranquilidad la verdad que le pertenece respecto de su identidad, porque si no nació del vientre de aquella persona a la que llama mamá, él se constituye en hijo e integrante de nuestra familia, la que conformamos junto con él.

La identidad es un derecho, que todos poseemos y siempre consideramos a la adopción ilegal como una lesión a ese derecho. Pero el camino legal elegido se nos está haciendo un camino tortuoso y una brecha angosta. Sabíamos previamente a la inscripción en el juzgado de menores que la espera era larga, que teníamos que someternos a "evaluadores" que dirían cuán aptos éramos para desempeñarnos como padres y, acorde a ello, estos profesionales elaborarían una lista de espera...

Una vez otorgada la guarda legal con fines de adopción y transcurrido el período de espera necesario para determinar la aptitud de los futuros padres, el trámite continúa en el Juzgado de Familia. Allí otro juez y otro equipo de profesionales evalúan a los futuros padres, teniendo este juez la potestad de revocar la decisión anteriormente tomada si a su criterio, lo considera pertinente.

Preguntamos a los señores jueces: "¿Qué concepto de bienestar del menor poseen ustedes?"

Nuestro hijo estuvo, desde los 2 días de vida, durante un año y tres meses con la misma familia sustituta, quienes lo han criado como un hijo y a su vez él los ha considerado su familia, de un día para el otro toda su familia cambia y él es quién debe realizar el mayor esfuerzo de adaptación. Ahora hace un año y cuatro meses que es nuestro hijo, que escuchamos de su dulce vocecita decirnos papá y mamá, que como corresponde a cualquier padre nos internamos con él cuando un virus lo afectó seriamente, que asistimos gozosos a cada uno de sus logros: la aparición del lenguaje, el período de los ¿por qué?, el inicio del reconocimiento de los colores, el control de esfínteres, etc.

Nos enteramos esta semana, deambulando en tribunales tratando de averiguar la causa de la demora en la firma de la sentencia de adopción, que desde diciembre del año pasado el expediente duerme en algún despacho y que a la progenitora todavía le asiste el derecho de reclamar la restitución del menor, o sea nuestro hijo, incluso luego de ser otorgada la adopción plena, con lo cual comienzan nuevamente una serie de trámites que no contribuyen en lo más mínimo al "bienestar del menor", cuando en realidad lo que nuestra familia estaba esperando era la sentencia definitiva de adopción plena, sin más inconvenientes.

Señores jueces, ¿será justicia? ¿Dónde quedaron los derechos del niño que deben velar? María José Lainatti. DNI: 17.361.208. Jorge Velásquez. DNI: 20.319.945.