Area Metropolitana: AREA-01

La otra cara de los evacuados

Fotos: Amancio Alem. A REPONER. Sólo vidrios rotos y suciedad quedaron en algunos refugios.
Algunas escuelas fueron blancos de saqueos y conductas desaprensivas. No todos los evacuados alojados en los establecimientos educativos son pacíficos. En la escuela Colón se robaron las sillas sacándolas por las ventanas. En el Simón de Iriondo hubo hechos vandálicos.


A esta altura nadie niega el rol fundamental que cumplieron las escuelas y los docentes en la emergencia. Dieron respuestas inmediatas y efectivas y no pidieron nada a cambio. Las aulas se llenaron de inundados de la noche a la mañana y la comunidad educativa entera sacó a relucir su capacidad de organización, reacción... y resistencia, ya que a más de un mes de la catástrofe siguen atendiendo día y noche a quienes se quedaron sin nada.

Pero esta muestra de voluntad no fue respondida del mismo modo por algunos evacuados. Una recorrida por una decena de escuelas de la ciudad mostró las dos caras de la permanencia masiva de damnificados en los lugares donde se imparte educación.

Por un lado, algunos establecimientos no tuvieron ningún tipo de problemas y crearon lazos amigables con los alojados. Tanto es así que, "a pocos días de haberse ido, muchos volvieron a saludar a los profesores y seguir agradeciendo", contaron desde el Comercial Domingo Silva, donde el viernes trabajaban contrarreloj para poner en condiciones el edificio.

Otras escuelas, en cambio, no corrieron la misma suerte. Aparte de haberse registrado serios inconvenientes de convivencia, los locales sufrieron deterioros provocados no sólo por el uso intensivo de las instalaciones sino también por la acción vandálica de los alojados.

Un caso es el de la escuela N° 440 Simón de Iriondo, ubicada en Mendoza 3051 (ex Colegio Nacional) que llegó a tener 800 evacuados y ahora todavía aloja a más de 100.

Este establecimiento ocupa aproximadamente una manzana completa y el playón de atrás -donde apostaron su centro de operaciones los bomberos voluntarios que vinieron de todas partes del país a colaborar- sufrió desmanes. "Cuando los bomberos se fueron dejaron ropa adentro y los evacuados casi tumban la reja para entrar y hacerse de algunas prendas. Entonces tuvimos que abrirles esa parte (donde también hay aulas) para que ingresen pacíficamente", contó Graciela Gómez, rectora reemplazante del colegio.

Tras haber habilitado el sector se encontraron luego con una "depredación absoluta", según calificó la docente. "Rompieron elementos que había en una preceptoría, forzaron un mueble, se llevaron el aparato telefónico", describió.

No fue el único sector dañado del ex Colegio Nacional. También algunos vándalos ingresaron a una casilla armada de material liviano que funciona como preceptoría dentro del edificio principal. Allí violentaron un mueble que contenía documentación de los alumnos y rompieron casi todo el material. "Eran registros, datos que tenían los preceptores sobre los estudiantes", dijo compungida la rectora, que desde el inicio de la inundación estuvo luchando palmo a palmo con el resto de la comunidad educativa y los voluntarios para atender a la gente afectada.

Uso y abuso


Los pabellones sanitarios del Simón de Iriondo están totalmente colapsados. "La gente no los usa bien. Han tirado pañales, cartones, toallas higiénicas y hasta billeteras. El personal del Doae (Dirección de Obras y Asistencia Educativa del municipio) viene casi todos los días a destaparlos", agregó la rectora.

Las sillas y mesas son trasladadas al patio durante el día y sirven no sólo como elemento de juego para los chicos sino también para poner a secar ropa mojada. "El mobiliario, al igual que la pintura de la escuela va a quedar en condiciones lamentables", recalcó Gómez. Esas conductas se repiten en la mayoría de los centros de evacuados, aun en aquellos donde el comportamiento de la gente no reviste ningún tipo de problema.

Vidrios, paredes, sillas, bancos y sanitarios sufrieron deterioro por el uso intensivo en poco tiempo o por el mal uso, en muchos casos. Por ejemplo, los pizarrones o tarimas de coros de las escuelas fueron utilizados por los alojados como tendederos o para armar boxes donde conseguir un poco de intimidad.

Agresividad


La escuela N° 8 Cristóbal Colón (Francia 1557) es otra de las perjudicadas. Todavía tiene unos 60 alojados (había 600) entre los cuales "hay personas con antecedentes delictivos", indicó la directora Blanca Jagou.

El clima de agresividad se palpa en los corredores. Con cumbia villera de fondo, uno de los alojados gritó a El Litoral que él de ahí no se iba. "Esto es siempre así. Hemos tenido todo tipo de problemas, desde drogadicción hasta agresión", dijo resignada la directora, aunque aclaró que también "hubo personas muy buenas, respetables".

Ese edificio fue blanco de los malvivientes. Forzaron el salón de música y robaron instrumentos musicales, algunos armarios aparecieron abiertos y se han llevado muchas mesas y sillas de las aulas. "En este salón había 34 sillas y ahora sólo quedan 6", indicó la docente, al tiempo que explicó que "rompieron los vidrios de una ventana para sacarlas por allí".

Según se pudo observar, en esa escuela hay desde basura hasta restos de comida acumulados por los rincones, pañales usados y olores nauseabundos. Las paredes están rayadas con fibras y lápices y a los sanitarios directamente no se puede ingresar. "Por ejemplo, rompieron las descargas de los baños y taponaron los inodoros con botellas", contó el portero de la escuela.

Ni los cuadros dejaron


La Escuela de Música N° 9.902 (Crei), que funciona en el complejo de la Escuela Sarmiento, tampoco se salvó de conductas desaprensivas. Ese establecimiento queda en el segundo piso del edificio y en los pasillos se sirve la merienda a los evacuados que habitan las aulas de planta baja de la primaria Sarmiento.

Claudia López, vicedirectora del Crei, contó que el miércoles pasado notó que la ventana de una pequeña salita estaba abierta. Cuando entró se dio cuenta de que se habían llevado todo lo que había: una estufa de cuarzo, un turbo ventilador y las cortinas. "Hasta los cuadros con fotos de alumnos y docentes de la institución se llevaron", dijo evidentemente ofuscada.

Limpieza y reparación


A medida que las escuelas se van desocupando, comienza el operativo de reparación, limpieza integral, desinfección, desratización y desinsectación de los locales. Estas tareas están a cargo de la Dirección de Zoonosis y Vectores del Ministerio de Salud de la provincia, que emite un certificado de que la escuela queda en condiciones sanitarias óptimas para ser ocupada por los alumnos.

En tanto, del acondicionamiento del edificio (reparación de daños y pintura) se ocupan las empresas contratadas por el Area de Infraestructura del Ministerio de Educación, según informó Roberto Fattal Jaef, subsecretario de Coordinación Técnica y Administrativa de la cartera educativa.