Opinión: OPIN-06 La Argentina y la niñez marginada


Durante el año pasado la opinión pública nacional se vio sacudida por la detección de niños desnutridos en Tucumán y otras provincias del país. Los rostros de esos niños lograron sensibilizar a los medios de comunicación y por unos días el país habló de los niños pobres y de sus padecimientos diarios. Paulatinamente cuando el tema dejó de ocupar los titulares de los noticieros de televisión y las primeras planas de los diarios y los desnutridos, ya no fueron materia de discusión cotidiana ni de debates entre dirigentes. Es bueno que la sociedad tenga sensibilidad ante los problemas sociales pero es alarmante que su interés dependa de los medios de comunicación y no de un proyecto común.

La sociedad argentina fácilmente equipara niños pobres con hambre y desnutrición, pero le resulta difícil mirar la complejidad de la situación de estos pequeños y no reacciona de la misma forma frente al niño analfabeto, al niño enfermo o al que vive en un rancho o que sufre violencia en su familia. Así los problemas de la niñez marginada parecen temas aislados sin causas que la relacionen, con muchos culpables y pocas respuestas concretas.

Nos guste o no, casi la mitad de los niños argentinos viven en la pobreza y la marginación social. Los índices sociales de la niñez pobre son de tal magnitud que resulta imposible seguir ignorándolos y exigen inmediatas respuestas.

El país ha roto las estructuras sociales que favorecieron la igualdad de oportunidades en campos como la educación y la salud. Un niño en una escuela pobre y un niño en una escuela rica reciben una educación de calidad desigual. Esta desigualdad plantea un escenario futuro más duro y concentrado dada la creciente importancia del manejo de los conocimientos en la sociedad moderna.

Si no se realizan cambios profundos en la educación y la salud que reciben los niños pobres, la sociedad en la que vivirán los niños será más conflictiva e inequitativa que la que nos ha tocado vivir a nosotros, y la estructura productiva nacional carecerá de recursos humanos aptos y acordes a los requerimientos de nuestro tiempo.

Estado y sociedad civil


El problema de la pobreza y de la niñez pobre trasciende al Estado y nos involucra a todos, sociedad civil, organizaciones no gubernamentales, a los mismos afectados, a la dirigencia argentina en general.

El riesgo involucrado en la manutención de las desigualdades absolutas es la segmentación y la desintegración social, porque poco a poco se van configurando dos mundos en el interior de nuestras fronteras, uno moderno que progresa y otro marginado que se mantiene en los límites de la supervivencia, que recibe la solidaridad a través del asistencialismo público o la beneficencia privada, pero que no supera su situación ni tiene capacidad de inserción social, económica ni política.

La Argentina debe asumir la problemática de la niñez como un problema de Estado, como una medida eficaz para vencer el círculo vicioso de la pobreza y el subdesarrollo nacional.

En el año 2010 la Nación Argentina cumplirá 200 años de existencia. Muchas han sido las metas y muchos los desafíos que se ha impuesto el país a lo largo de su historia, algunos han tenido éxito y otros no. La Argentina del segundo centenario debe ser una Argentina de la justicia y de la igualdad y así cumplir el sueño de los pioneros y de las distintas generaciones que los sucedieron.

Para ello el país debe concentrarse en dos metas fundamentales en relación a la niñez pobre:

  • Igualdad en la educación: encontrar nuevos caminos para que todos los niños de familias carecientes terminen la escuela primaria y obtengan los conocimientos necesarios para el tiempo en que vivimos. Es necesario iniciar la educación a los niños pobres desde los dos años en instancias de jardines materno-infantiles que los estimulen y les permitan desarrollar adecuadamente sus potencialidades intelectuales y físicas.
  • Igualdad en la salud: para lograr que todo niño que nazca en la pobreza tenga acceso a un sistema sanitario que lo proteja y le asegure un crecimiento normal, para ello es necesario pensar un seguro nacional de salud materno-infantil que cubra adecuadamente a los niños desde su concepción hasta los 12 años.Según la importancia que les demos a estos temas estaremos construyendo la calidad de nuestro futuro. Si logramos resolver estos problemas estaremos en condiciones de asumir el problema argentino, en caso contrario, seguiremos girando en la impotencia, la desesperanza y el fracaso nacional.
  • P. Atilio L. RossoMovimiento Los sin Techo