Política: POLI-04 Desastre: "La ingeniería no falló, se la cercenó"
Un informe de tres ingenieros civiles toca un punto hasta ahora poco abordado: el proceso de toma de decisiones previo a la obra. Allí, "se marginaron" los criterios técnicos.


"La calamidad sufrida por la comunidad santafesina no ha sido consecuencia directa de una catástrofe natural, sino el fruto de una manipulación y cercenamiento de la ingeniería en el ejercicio de la gestión".

Esa es la conclusión a que arribaron los ingenieros civiles Pablo Iliar, Roberto Contini (egresados de la Universidad Nacional de Rosario) y Juan Pablo Acuña (de la Universidad Tecnológica Nacional).

En un foro reciente convocado por el PDP (ya se informó en este medio sobre otra de las ponencias) sintetizaron su trabajo "La toma de decisiones, la predicción y la prevención como herramientas fundamentales de la ingeniería", en referencia al desastre.

Recordaron que "se puso en duda y desacreditó a la ingeniería, y consideramos que eso no es justo. Este no es un problema de la ingeniería, sino otra cosa. Lo sucedido fue de tal magnitud que consideramos que no podíamos dejarlo pasar: estamos en un punto de inflexión en la historia de Santa Fe, en lo urbano y en el modelo de gestión que hemos vivido".

"No debe pensarse -explicó Iliar- que la ingeniería se reduce a los cálculos matemáticos y la conducción de obras. Como otras disciplinas va más allá; por ejemplo, debe participar en la toma de decisiones responsables y racionales, con una visión estratégica de la profesión", explicaron.

Graves falencias


"Lo sucedido puso de manifiesto graves falencias, tanto en la toma de decisiones como en la capacidad de predicción y prevención. La ejecución de una obra de defensa con un flanco altamente debilitado (la zona del Hipódromo), que podía invalidarla por completo, como sucedió, evidencia la inexistencia de criterios técnicos en la toma de decisiones sobre esta obra en particular", dijeron.

"Durante 5 años, después de ejecutada la obra y hasta el presente, no se previó un cierre de la defensa en una zona como Santa Fe que todos sabemos es de alto riesgo hídrico", apuntaron.

"Ante indicios concretos de una crecida de grandes magnitudes, con semanas y quizá meses de anticipación no se apreciaron en ningún momento procesos de predicción ni estrategias de prevención. Nadie conoce, nosotros al menos, de alguna acción tendiente a solucionar el problema antes del ingreso del agua", subrayaron.

"Después del ingreso del agua, cuando la prevención ya no era una posibilidad se buscaron las acciones correspondientes. Pero se evidenciaron una vez más, nuevas falencias en la toma de decisiones: qué tareas había que realizar para contener el agua, cómo, con qué recursos, equipos, profesional y quiénes debían hacerlas", expusieron.

Un aspecto central del trabajo de los ingenieros dice que "el proceso de toma de decisiones, debe estar apoyado en criterios de distinto tipo: económicos, políticos, técnicos, ambientales, etc. Lo que es inadmisible es que se soslayen los criterios técnicos hasta llevarlos a niveles insignificantes; es lo que ha ocurrido en Santa Fe con la obra de Circunvalación Oeste", señalaron.

"Es un proceso de decisiones de este tipo, con criterios técnicos insignificantes, el que puede llevar -con gran probabilidad- a hechos como el que hoy vivimos", agregaron.

Había "indicios"


El ingeniero Contini mostró las principales características del Salado, que "recibe el aporte del 26 % de la superficie total de la provincia, su respuesta a las precipitaciones es como en todo río de llanura, lenta y paulatina. No es por supuesto un río de montaña como se ha dicho por ahí...", deslizó.

Comentó que "sus cuencas de aportes se modificaron, se canalizaron en unos 1.000 km. y esto cambió la respuesta en cuanto a las crecidas, se aceleró el proceso de llegada del agua y de aumento de los niveles de los cursos".

"Se ha dicho que no había información disponible sobre el Salado. Esto ya ha sido rebatido por las informaciones periodísticas, se informó que aguas arriba hubo inundaciones, y no se hicieron es verdad análisis pormenorizados, pero existían indicios de que algo grande venía", expresó.

"La cota que alcanzó el agua dentro de la ciudad es similar que lo que marcó el INA en 1992. Había un previo aviso de que el riesgo era alto. Y el valle de inundación del Salado se redujo en su ancho de 1,5 kilómetros a 850 metros, con la obra de Circunvalación Oeste, es casi la mitad".

Pudo evitarse


Los "embalses" como la autopista y el FFCC, crearon una "diferencia de cota entre el INALI (en Santo Tomé) y el Golf fue de más o menos dos metros en el pico".

Aun así "la defensa no fue superada: la cota máxima de pico fue de 17,27m IGM. (en la zona del Hipódromo) y el coronamiento del terraplén previsto es de 17,50m IGM en el Golf".

"Si la defensa se hubiese cerrado respetando la cota de proyecto: 17.50 en todo el anillo, el agua no hubiera entrado, incluso a pesar de los embalses", dijo.

"La catástrofe pudo haberse evitado. Durante las semanas y días anteriores al ingreso al agua pudo haberse ejecutado el cierre provisorio previsto, u otro cierre provisorio, con tiempos y costos sensiblemente inferiores".

"Decir o justificar que la obra no funcionó porque no había una tercera etapa concluida es algo reñido con la ingeniería. Puede hacerse por ejemplo una casa por etapas, pero siempre cada una funciona por separado, si se proyecta una casa de 5 habitaciones y se hacen 2, se las cierra...".

"El quedarse sin plata no es justificación, no desde el punto de vista de la ingeniería: en una obra realizada por etapas, cada una de ellas debe garantizar por sí mismo su correcto funcionamiento y en forma independiente de las etapas siguientes", concluyó.

Talón de Aquiles


Lo sucedido "es consecuencia de una toma de decisiones realizada sobre la base de criterios entre los cuales los de índole técnico se dejaron lado: desde la ingeniería no se puede dejar una puerta abierta para que el agua comience a entrar", expresaron los ingenieros Iliar, Contini y Acuña.

Durante la exposición en el Centro Comercial, el ingeniero Contini advirtió que "el proyecto de la etapa II nombraba esa brecha (a la altura del Hipódromo, por donde ingresó el agua), y el fin del terraplén en un muro transversal de mampostería. Y agregaba que hay que cerrarlo para crecidas extraordinarias. Había que tomar alguna medida correctiva si eso quedaba abierto. En el mismo plano (el del proyecto original de la Circunvalación Oeste) estaba la aclaración de dónde se debía hacer el sector de cierre provisorio para crecidas extraordinarias, y con interrupción del tránsito. Estaba previsto", destacó citando el mencionado documento.

"Sabiendo que tenemos un proyecto que tiene un flanco débil debieron ponerse todos los esfuerzos sobre ese punto, y es más, el propio proyecto del tramo II así lo decía", agregó.

Ese ingreso de agua que no se cerró "terminó por romper unos 100 metros de terraplén, lo erosionó -no lo superó-, pero aumentó el ingreso del agua", explicó.