La sentencia del entrenador del seleccionado argentino, Marcelo Bielsa, acerca de que "el torneo Apertura va a ser peor que el Clausura" parece contradecir el ajetreado movimiento de pretemporada en el mercado de pases, aunque la realidad señala que, desde el punto de vista cualitativo, fue más importante la partida que la llegada de jugadores al medio local.

La llegada de refuerzos, muchos de ellos procedentes de Europa, indicaría que el certamen tendrá un salto de calidad, pero el presente futbolístico de aquellos que alcanzaron en algún momento el nivel de figuras no garantiza que el campeonato vaya a realzar su valor.

Además, el hecho de que los reemplazos no sean necesariamente del mismo nivel de los jugadores que se fueron; el tiempo de adaptación de los extranjeros; el inicio de nuevos procesos en la dirección técnica; el muy corto período de la pretemporada; los entrenadores que fracasan pero siguen trabajando, y la disputa simultánea del Apertura con otros torneos, son otros factores que atentan contra la calidad del producto.

Todas esas cuestiones, que están dentro de la falta de proyectos futbolísticos por parte de los clubes, hacen que la sentencia de Bielsa, del 8 de julio pasado, sobre que "la partida de los mejores jugadores provocará que el torneo Apertura no sea bueno" no pierda vigencia por más que se hayan sumado varios refuerzos con historia en los últimos 15 días.

Marcelo Salas, Nelson Vivas, Hugo Morales, José Luis Calderón, Néstor Fabbri, Roberto Trotta, Jorge Bermúdez y Mauricio Serna fueron jugadores de selección, pero despiertan dudas si se piensa que "por algo" vuelven del exterior, con inactividad incluida en muchos casos, y que tienen más años encima, por más que tal vez con su presente les alcance para destacarse en el medio argentino.

El brasileño Iarley; los colombianos Fabián Vargas, Luis Amaranto Perea y Kilian Virviescas; los chilenos Rafael Olarra, Patricio Ormazábal y Pablo Galdames, y el peruano John Galliquio, por nombrar a las incorporaciones extranjeras de clubes grandes, deberán adaptarse en menos de seis meses a un medio distinto.

El colombiano Giovanni Hernández, que fue adquirido definitivamente por Colón, en medio de tantos préstamos, aparece como el jugador foráneo de mayor proyección entre los que arribaron al país, frente a los futbolistas de calidad comprobada y con futuro (Andrés D'Alessandro, Martín Demichelis, Gabriel Milito, Federico Insúa, César Delgado, Luciano Figueroa y Emanuel Centurión) que partieron al exterior.

Además hay instituciones grandes que se reforzaron con jugadores que otra entidad, de más relevancia, descarta: es el caso de Boca Juniors, que cedió a Ariel Carreño y Christian Giménez, quienes serán titulares en San Lorenzo e Independiente, respectivamente.

En el rubro entrenadores, de los veinte equipos hay ocho que cambiaron de cuerpo técnico (se considera a Mario Gómez como "nuevo" porque asumió en Gimnasia en la última fecha del Clausura), lo que implica barajar y dar de nuevo, y sin margen de error.

Y hay técnicos, como Gustavo Alfaro (Quilmes) y Oscar Blanco (Atlético de Rafaela), que afrontarán con la misma base de la Primera B Nacional la competencia en la máxima categoría.

También existen entrenadores que realizaron malas campañas en ciclos anteriores como Enzo Trossero (la última etapa en Independiente y Talleres de Córdoba en la temporada pasada) y Néstor Craviotto (Estudiantes de La Plata y Unión), que igualmente siguen teniendo oportunidades para trabajar.

Respecto de la preparación de los planteles, es imposible desarrollar una pretemporada seria en los 26 días que separan al final del Clausura y el comienzo del Apertura, mínimo descanso incluido, considerando que Nueva Chicago y Talleres disponen de un lapso de 19 días por haber jugado la promoción.

Además, la simultaneidad del Apertura con la Copa Sudamericana, las eliminatorias para Alemania 2006 y el campeonato Mundial Sub 20 de Emiratos Arabes Unidos, constituyen otro factor que incidirá en la calidad del campeonato local.

Así, entre tantas contrariedades, los técnicos adquieren un valor determinante en la necesidad de respetar lo máximo posible las características de los jugadores al momento de conformar sus equipos, para contrarrestar el escaso tiempo de trabajo y demostrar que el Apertura es capaz de transformar la mejoría virtual en real.