Area Metropolitana: AREA-05 "El trabajo infantil nunca puede verse como natural"
Fabiola Bianco, funcionaria misionera, expuso la experiencia en su provincia. En la ciudad, se realizó una jornada para evaluar la problemática desde distintas ópticas. Afirman que el primer paso es la concientización y sensibilización. Y que la solución no sólo debe llegar desde el Estado.


Alentado por la crisis económica y como una dañina forma de subsistencia, el trabajo infantil crece en todas sus variantes. Ante los ojos de todos, aparece como una realidad que golpea pero al mismo tiempo paraliza y, en el peor de los casos, de tan habitual, resulta indiferente.

Organizado por la Secretaría de Estado de Trabajo y Seguridad Social de la provincia, con la Asociación Argentina de Médicos para el Medio Ambiente, se realizó la jornada El niño y adolescente en situación de trabajo: peores formas de trabajo infantil. El encuentro convocó a especialistas de ésta y otras provincias, incluida Graciela Sfaciotti, presidenta de la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil en el Ministerio de Trabajo de la Nación, un organismo que se creó en el año 2000, y el propio secretario de Trabajo de la Provincia, Oscar Ércoli.

También expuso Fabiola Bianco, presidenta de la Comisión para la Erradicación del Trabajo Infantil en el Consejo Federal del Trabajo y además subsecretaria de Trabajo de Misiones. Bianco relató la experiencia desarrollada en su provincia, principalmente en el área rural donde el trabajo infantil es habitual y parece estar justificado. Aunque repasó algunos conceptos que son comunes al resto de la provincia, sobre todo insistió en la importancia de "sensibilizar y concientizar" a la sociedad sobre la gravedad del tema, para evitar que el trabajo de los niños se tome como un hecho natural.

Vencer la parálisis


-Si uno se ciñe a lo que es el título de la jornada, ¿hay mejores y hay peores formas de trabajo infantil?

-Ésas son diferenciaciones que tienen que ver más con lo técnico que con el fondo de la situación. Tenemos legislación positiva en nuestro país que prohíbe el trabajo de los menores de 14 años. Desde la OIT, hay declaraciones que hacen la distinción sobre cuáles son las peores formas de trabajo infantil, por ejemplo, la explotación sexual. Pero el trabajo nuestro tiene que ser atacando cualquier práctica en que los niños trabajen. Los niños de menos de 14 años tienen que estar en la escuela y tener su desarrollo físico y psíquico que tiene que ver con su formación como personas.

-La realidad indica que cada vez son más los chicos que trabajan y en peores condiciones.

-Esto ha activado estos resortes para tratar de combatir esa naturalización del trabajo infantil. El primer paso es la concientización y sensibilización de los que tenemos algún rol en el Estado, para después bajar a la comunidad conceptos claros. Desde hace un año, en Misiones, se está trabajando fuerte en este tema y la comunidad está alertada. Lo que hay que vencer es esa parálisis que hace que tomemos ese tema con naturalidad, que hace que pasemos al lado de un chico que a las 3 de la mañana está en una esquina pidiendo.

-¿Cómo se hace para revertir esa parálisis?

-Mi objetivo acá es transmitir la experiencia de Misiones, que tiene un proyecto que está terminado sobre el trabajo infantil rural. Pensamos que el primer paso era sensibilizar a la sociedad. Por eso, esta jornada es fundamental. El primer paso es la concientización y la sensibilización, saber por qué los niños no tienen que trabajar.

-Por si hiciera falta responder esa pregunta, ¿por qué no pueden trabajar?

-No pueden hacer ningún tipo de trabajo. Pero hoy por hoy el universo al que nos enfrentamos es tan impresionante que yo digo que no se amilanen, porque sabemos que las causas que hacen que los niños trabajen son muchas. Creo que desde las propias comunidades se pueden articular mecanismos de defensa: si uno sabe que el vecino tiene chicos trabajando, hay que denunciarlo, los abogados deben asesorar a los empleadores para que no lleven niños. Ésa es una parte, salir a defendernos todos. La segunda parte es en acciones concretas: ese niño no sólo trabaja por estrategia de supervivencia sino porque su labor es remunerada. Pero sabemos que ese aporte es mínimo y tenemos que reemplazarlo. Ésas son las acciones que tienen que salir de la comunidad.

En la actividad rural


La experiencia que desarrolló Bianco, en diálogo con este diario, es la de la localidad rural de San Vicente (Misiones), donde hay muchos niños involucrados en el trabajo, "porque hay un componente cultural muy importante".

"Cuando llegamos -relató, en una síntesis- nos dimos cuenta de que era difícil que se deje a los chicos en la casa cuando va toda la familia a trabajar. Eso implica pagar dos ollas, porque en el campo comen todos juntos. Entonces, vimos que había que articular. Un maestro rural acercó un proyecto porque estaba preocupado por el tema: su idea era cerrar un espacio de la escuela y convertirlo en un albergue para esos niños y poner a cuidarlos a los planes Jefas y Jefes de Hogar".

En Misiones, informó, "los niños están en los campos donde se recoge la yerba y se planta tabaco; hay productores minifundistas y es un emprendimiento familiar. Ahí tenemos que bajar a la familia. Las acciones tienen que salir de la comunidad".

Nancy Balza