Santo Tomé (De nuestra agencia).- El cauce del río Salado se ha modificado notoriamente debajo del puente Carretero y fundamentalmente su línea de ribera. Consecuentemente viene atacando directamente la traza de barranca viva. De tal forma, el primer pilar después del estribo oeste ha empezado a descalzarse, producto de la erosión de la margen.

Si bien se desconoce algún informe oficial sobre la exposición de este primer pilote de la estructura del puente, ni menos aún si resulta perjudicial para la estabilidad del primer arco, es notorio el desmoronamiento de tierra a su alrededor, que se acrecienta con el correr de los días.

Unos metros más hacia el lateral sur, cercada por remansos, otra columna del tendido eléctrico de media tensión está amenazada y su base ha quedado -en parte- en lo que el río ahora se tomó como propio.

Es dable suponer que urge el comienzo de un estudio pormenorizado de la situación, que con el tiempo comprometería seriamente a una red vial de importancia como es la ruta nacional Nº 11, nexo del tránsito hacia y desde Santa Fe.

Cabe preguntarse si cuando se inicien los trabajos sobre el puente en la autopista Santa Fe-Rosario, la circulación será soportada en su totalidad por el Carretero, hasta tanto culminen las tareas previstas de triplicar la luz debajo de aquél. De ser así, no caben dudas de que hay que prestar suma atención a los tonelajes a que será expuesta esta obra de ingeniería realizada en la década del 30, no dudando de las batimetrías que pudieran realizarse, brindando una lectura fehaciente del comportamiento del lecho y el corrimiento de suelos.