Daniel Peressotti está subido desde muy joven al peronismo y ahora trata de llegar a la gobernación desde El tren K para la Victoria, como se llama el sublema que lo postula. "El tren ha arrancado y muy bien, con todas las puertas abiertas para que todos los que quieran subirse, independientemente del partido o forma de pensar a la que pertenezcan".

Próspero empresario de farmacia que dice fundamentar su éxito en la venta con descuentos de los medicamentos. "Empecé hace 13 años y enseguida me atacó la corporación farmaceútica. La farmacia ha crecido y hoy se transformó en una gran red que da trabajo a casi mil personas. El eslogan nuestro es la farmacia de todos y en agradecimiento a ese gran favor de la gente y de la necesidad de caras nuevas me presento llevando la bandera de un sublema que responde a los lineamientos de Kirchner", afirma.

Dice que el sector no tiene jefes ni caudillos. "Llevo la bandera en forma circunstancial pero represento a una gran cantidad de gente que quiere cambiar la provincia".

Químico farmaceútico, de 42 años, es acompañado en la fórmula por Celestino Marini. "Tengo muchas cosas para mostrar desde el llano. Formé una empresa que anda muy bien. Ayudé a mucha gente a comprar medicamentos más baratos. A la provincia hay que administrarla como una gigantesca empresa. La consigna es: sí, se puede".

Peressotti dice que entró a los 13 años a una unidad básica con su padre para hacer campaña por Cámpora-Solano Lima. Asegura que su fórmula y la de Obeid son las únicas ciento por ciento justicialistas. "Hay que cambiar muchas cosas. Es una de las provincias más caras. No voy a inventar nada pero voy a aplicar fórmulas exitosas" y menciona bajar impuestos, terminar con el cobro de ley de Sellos, bajar el costo de la energía, para lograr productos competitivos y mayor demanda laboral.

El candidato también pone énfasis en la obra pública "como motor inicial de empleo" y en una fuerte política preventiva con buenos salarios para el personal policial. En materia de salud, asegura que pondrá en práctica un modelo inglés en reemplazo del alemán que hoy rige en relación con obras sociales y salud. "El sistema inglés da acceso igualitario a todos y no existen diferencias en el tipo de servicio que se brinda a la población por el monto de dinero aportado, cosa que sí ocurre con el alemán donde clasifican según monto de aportes", explica.