Sucesos: SUCE-06 No hay rastros de Miguel Bru a 10 años de su desaparición


Buenos Aires.- Sin perder las esperanzas de que algún día haya una tumba donde llorarlo, la familia y los amigos de Miguel Bru recordarán el próximo domingo los diez años de su ausencia y reclamarán justicia frente a la comisaría donde el joven estudiante de periodismo fue torturado hasta la muerte por un grupo de policías que luego lo hizo desaparecer.

Precisamente, cuatro policías fueron condenados por ese crimen, pero sólo dos de ellos están tras las rejas.

Y, mientras tanto, la Justicia todavía no dio respuestas a los reclamos para investigar por presuntos cómplices a todos los efectivos que estuvieron en la noche del 17 de agosto de 1993 en la comisaría 9a. de La Plata donde ocurrieron los hechos, en un intento por romper la cadena de silencio que rodeó el caso.

El crimen del estudiante de periodismo, que trajo a la memoria los procedimientos usados durante la última dictadura militar, se convirtió en un caso testigo de la violencia policial en la era de la democracia.

Aunque la causa guarda muchos puntos oscuros ante la imposibilidad de encontrar el cuerpo de la víctima y la presunta falta de colaboración policial en la investigación, la Justicia determinó que el joven fue torturado hasta la muerte en la noche del 17 de agosto de 1993 en uno de los calabozos de esa seccional.

Según los relatos que se escucharon durante el juicio oral que tuvo lugar en 1999, los efectivos de la comisaría 9 habían "marcado" a Bru luego de que el 13 de abril de 1993 allanaran la casa en la que vivía con un grupo de amigos, por una supuesta denuncia por ruidos molestos.

Pero como los policías no mostraron ninguna orden de allanamiento y hasta habrían amenazado con quemar la vivienda, Bru hizo una denuncia en la Fiscalía de Cámara de La Plata, cuyo expediente -luego- desapareció.

El 5 de julio de 1993, la Policía volvió otra vez a la casa de Miguel Bru, esta vez con una orden judicial, por un robo que había ocurrido a metros de la vivienda. En la casa del chico no encontraron nada, pero el episodio fue un elemento clave a la hora de que su familia acusara a efectivos de la fuerza por el homicidio.

Un mes y diez días después de aquel episodio, Bru viajó hasta la localidad de Bartolomé Bavio, en el partido de Magdalena, a 50 kilómetros de La Plata, para cuidar la casa de unos amigos.

La última vez que lo vieron con vida fue a las dos de la tarde del 17 de agosto, cuando se dirigía en bicicleta hacia un monte junto al Río de la Plata.

Un rato después, cuando su novia, Carolina Villanueva, fue a verlo, se encontró con la puerta de la casa sin llave y una fogata extinguiéndose. Desde entonces, nadie supo más nada de Miguel.

En mayo de 1999, la Cámara Penal de La Plata dio por acreditado que una comisión policial llevó a Bru hasta la comisaría 9a. donde fue golpeado hasta la muerte. Y encontró responsables por "tortura seguida de muerte, privación ilegal de la libertad e incumplimiento de los deberes de funcionario público" al ex oficial Walter Abrigo y al sargento Justo López. Ambos pertenecían al servicio de calle de esa seccional, en una sentencia que fue confirmada meses atrás por la Suprema Corte bonaerense.

La Justicia también estableció que los tormentos que sufrió Bru contaron con la complicidad de Ramón Cerecetto, acusado de alterar el libro de guardia de la comisaría; y del titular de la repartición, Juan Domingo Ojeda, que -según los jueces- no pudo desconocer el episodio.

López y Abrigo fueron condenados a prisión perpetua, mientras Cerecetto y Ojeda recibieron una pena de dos años de cárcel de cumplimiento efectivo, aunque sólo pasaron ocho meses tras las rejas.

Tras la condena, Rosa Schonfeld, la madre de Miguel Bru, le exigió a la Justicia que identifique, procese y detenga al resto de los efectivos que estaban en la comisaría, en busca no sólo de más responsables sino también de que alguno "se quiebre" y revele dónde está el cadáver de Miguel.

Pero hasta ahora, pese a las recompensa económica que se había ofrecido y a las decenas de rastrillajes que se hicieron para dar con su paradero, Miguel Bru sigue siendo un desaparecido.