Deportes: DEPO-01

Chaucha y palitos

Luis Cetraro. Desfigurado. Así como se lo ve a Bianco en este excelente primer plano es como se lo nota a Unión en el césped.
Unión no muestra nada y el técnico Bianco está cada vez más perdido. A pesar del agónico gol del empate, la gente insultó al DT y volvió a pedir por los pibes. Hay jugadores que no tienen aptitud física para jugar en Primera.


Está bien que uno siempre grite los goles del equipo que ama. Pero sólo el tiempo, único elemento de comprobación terrenal para poner a cada persona en su lugar en el mundillo del fútbol, dirá si el cabezazo agónico de Pereyra será para Unión un punto de recuperación o la previsible prolongación de una agonía innecesaria.

No se trata de tirarle a esta novata comisión que acompaña a Citroni en la reconstrucción de Unión todos los males que caracterizan desde siempre a los dirigentes del fútbol argentino. No son ellos, los ex Siglo XXI, los primeros en pensar 30 segundos antes del gol agónico de Pereyra en poner a la dupla "Batata" Merlo-"Pájaro" Domizzi en lugar de Bianco y calmar un poco sus revoluciones con el 2 a 2 sobre la hora. Son lugares comunes en los cuales cae el fútbol. Pasó antes, pasa ahora y seguirá pasando -seguramente- por los siglos de los siglos.

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Después de las primeras cinco fechas, el balance futbolístico de Unión se escribe con birome roja en todos los ítems. El equipo tiene muy pocos puntos y nada de fútbol. A veces, se escribe que tal equipo no juega a nada. Pero este Unión, decididamente, juega mal. Muy mal. A muchos nos pareció ayer, al término de los primeros 45 minutos, estar viendo una de las peores expresiones futbolísticas de Unión en los últimos tiempos. Si el partido no se terminó allí fue porque el mismo Trípodi que duda en los centros se hizo enorme en dos voladas mano a mano.

No mejoró demasiado en el complemento. Pero fue Argentinos, su rival, el que dio una manito con el respirador: le perdonó la vida atacando al regalar contragolpes increíbles y prácticamente se hizo los goles sólo defendiendo (un gran mérito para la impronta del chico Pereyra en su cabezazo).

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Es evidente que algunos jugadores que trajo Unión como refuerzos (?), por pedido de Bianco, no mejorarán su falta de jerarquía ni con la llegada de Carlos Bianchi. Pero también es cierto y comprobable que el equipo no tiene ningún síntoma -ni siquiera mínimo- de funcionamiento futbolístico. Las dos cosas, lo del DT y los jugadores, alarman por igual, con una diferencia que se refleja en el fútbol con una de las frases más gastadas que este deporte conoce: "Es más fácil echar a uno que a veintidós...". Y de yapa, otra sentencia comprobada: "En el fútbol, lo barato siempre sale caro".

Û 1) Los jugadores: apenas Trípodi con sus tapadas, Bolzán por las ganas y los minutos salvadores de Pereyra no se incendian. Puntualmente, la mayor preocupación que dejó anoche el partido es que jugada la quinta fecha hay jugadores de Unión que no están a la altura física de la competencia mínima que exige el profesionalismo. Aunque sea el profesionalismo de la "B".

Porque convengamos que no sería la primera vez que un jugador limitado disimule falencias técnicas en el manejo de la pelota en base a entrega física. Pero si el jugador que es "malo" tampoco puede correr, moverse o darse vuelta en la cancha, la pregunta es ¿qué se hace y cómo se arregla eso?

En este sentido, ayer Citroni admitió que no le faltará valor para reconocer errores y que tampoco le temblará el pulso para rescindir contratos cuando llegue fin de año.

Û 2) El técnico: lo peor que le puede pasar a un técnico defensivo como Bianco es que las circunstancias y obligaciones del equipo lo obliguen a atacar. Es contra-natura. Pero lo peor no siempre es lo más preocupante. ¿Cómo puede ser que un técnico que se desvela por cuidarse atrás no se dé cuenta que de los cinco jugadores que pone en el bloque defensivo no hay ninguno que sea rápido?

En este punto, no objeto que designe a la mitad de los jugadores de campo para defender. Lo que es cuestionable es la elección de los nombres acorde a las características:

Û Raggio no puede ser el líbero si Brown y Mosset son los stoppers. Y viceversa. Acá, surge el primer absurdo: el defensor más rápido del plantel siempre fue suplente y se llama Renzo Gonzalo Vera. Claro, es un pibe del club.

Û El sistema del doble cinco no tiene ningún tipo de justificación. También Basualdo y Ceferino Díaz, fundamentalmente este último, son lentos. Además, Bianco los tira a la cancha y listo. ¿Para qué los pone juntos?; ¿quién de los dos marca y quién juega?; ¿cómo dividen el campo: de manera horizontal o vertical?; ¿quién de los dos debe quedarse para que el otro pase la línea de la pelota? No se sabe viendo desde afuera, pero lo más alarmante es que tampoco lo saben quienes están adentro.

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Unión se defiende tan mal y a contramano que le resulta casi imposible poder tener un ratito la pelota. Entonces, intentar atacar también parece para este equipo una misión prácticamente imposible.

El argumento más válido y primitivo que elige es el aprovechamiento de la pelota quieta ofensiva. Pero exagera y se le va la mano. Por momentos, este equipo espera de manera cansina que cruce Raggio toda la cancha apostando a su pegada salvadora y Unión se parece a Los Pumas en los tiempos dorados del inigualable Hugo Porta.

Encima, del bloque de delanteros al primero que el técnico hizo salir del equipo fue al chico Pereyra. Era el único que debía jugar, solo o acompañado. Anoche, la completó Bianco: perdiendo y en Santa Fe, fue al último que puso en campo de los cambios que tenía para hacer. Y Pereyra ratificó sensaciones en 15 minutos: pisó dos veces el área. Una pasó cerca y la otra fue gol. El del 2 a 2 final, en el último suspiro de la noche. Que no frenó los gritos contra el entrenador y potenció el rezo futbolero de poner a los pibes. Todo un mensaje para estos nuevos dirigentes.

Darío Pignata