Pantallas & Escenarios: PAN-02 Siempre hay tiempo para ser papanatas
Telefé lanzó "Guinzburg & Kids". El humorista se apropia de la frescura de chicos precoces y los involucra en lo peor de los adultos.


El humorista, periodista, animador y productor Jorge Guinzburg esperó hasta el primer sábado de octubre para iniciar su temporada 2003 en la televisión con "Guinzburg & Kids", en Telefé, que empezó desnudando la probada fórmula de utilizar a chicos para generar un envío entretenido y enternecedor.

Aún con más producción y tino que su predecesor "Agrandadytos" (que Canal 13 supo colocar en horarios nocturnos con la conducción de Dady Brieva), la vuelta de Guinzburg a la pantalla chica se apreció como un paso en falso de uno de los personajes más inspirados del medio.

Colocando a chicos y chicas de menos de 12 años para cada segmento del programa (incluidas una banda musical y un cuerpo de baile), el hacedor de "La biblia y el calefón" y "Peor es nada" puso a los menores en la situación de reproducir ideas y parlamentos del más ramplón de los segmentos de la televisión.

Así una niña repasó chimentos del espectáculo y otra hizo las veces de movilera "entrevistando" a varios de los protagonistas de la novela "Resistiré", en apenas una de las muchísimas menciones que el programa realizó sobre la grilla de Telefé.

Penoso reportaje a Marley


Para continuar apropiándose de la frescura de los pibes en pos de recrear la vida en pantalla, también hubo lugar para un "talk-show" titulado "BolonKids" en que el tema fue la relación entre hermanos.

Tras un penoso reportaje a Marley, el remate de la velada inaugural corrió por cuenta del ágil formato de preguntas y respuestas de "El Legado", envío que en 2002, en su versión para chicos, propició la prueba de acercar a Guinzburg con los chicos.

El artista que ha sabido utilizar la ironía y la rapidez para instalar algunos oasis de estremecimiento en el aletargado universo televisivo, redondeó con "Guinzburg & Kids" un producto efectivo y emotivo pero de calidad nula y de gusto dudoso en el que involucra a menores que juegan a mostrar lo peor de los adultos.

El delicado asunto aparece en el texto "Los niños precoces" que el escritor y músico Alejandro Dolina incluyó en su primer libro "Crónicas del Angel Gris" y donde indicó: "...El niño precoz recibe la visita anticipada de ciertos rasgos de la adultez....Ojalá surjan muchos niños prodigio que se apropien del genio con impaciencia. Pero para ser un papanatas, me parece que no hay apuro". (Télam).