Internacionales: INTE-01

Lozada, aislado, en medio de la convulsión social

AFP. OTRO DÍA SANGRIENTO. Ayer murieron otros 13 bolivianos en los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas combinadas de la policía y el ejército.
El gobierno boliviano recurrió al ejército para controlar las protestas en La Paz. Ya suman más de 58 las víctimas fatales. Continúa la feroz represión sobre los manifestantes que piden la dimisión del presidente. Varios funcionarios y ministros presentaron su renuncia.


La Paz. - El presidente boliviano, Gonzalo Sánchez de Lozada, afirmó que no renunciará, a pesar estar cada vez más aislado en una profunda crisis tras la renuncia de cuatro ministros y el retiro del apoyo de su vicepresidente, por el agravamiento de la situación que solo ayer dejó 13 civiles y un soldados muertos.

La crisis se agravó ayer cuando al menos 13 civiles y un soldado murieron y más de un centenar de personas resultaron heridas, con lo cual se elevó a 58 el número de víctimas fatales en las últimas tres semanas, informó la Asamblea de Derechos Humanos (APDHB).

Doce civiles fallecieron en La Paz y la vecina y empobrecida El Alto, donde también cayó un soldado, mientras que otro civil fue muerto por la policía cerca de Santa Cruz (900 km al este), donde pobladores inconformes cerraban una ruta. En El Alto, a solo 12 km de La Paz, entre sábado y domingo unos 30 civiles habían muerto y 90 personas habían resultado heridas.

Acosado por las renuncias y ante masivas manifestaciones en cuatro ciudades que exigen su dimisión, Sánchez de Lozada dijo en un mensaje televisado: "Yo no voy a renunciar". Prometió "cumplir con la Constitución y hacer cumplir la Constitución".

Sin apoyo del vicepresidente


Pero el vicepresidente Mesa advirtió que "no apoyo al gobierno en esta acción, no puedo aceptar como ciudadano ni como hombre de principios que la respuesta sea la muerte ante la presión popular y no creo que el diálogo que ha propuesto el gobierno sea suficiente".

EE.UU. apoyó a Sánchez de Lozada y advirtió que "no tolerará" ningún intento antidemocrático para derrocar a su gobierno, mientras la Comisión Europea lamentó "los graves incidentes" e hizo un llamamiento a la calma y al diálogo.

Tras una reunión de gabinete y con altos mandos militares, el jefe de Estado aseguró contar con el respaldo de la Policía y las Fuerzas Armadas.

Denunció además un supuesto "proyecto subversivo organizado y financiado desde el exterior para destruir la democracia boliviana".

Como cabecillas de la presunta subversión, el presidente acusó a los líderes sindicales Evo Morales, jefe del mayor partido de la oposición, y Felipe Quispe, ambos diputados indígenas. "No es posible que se reemplace la democracia por una dictadura sindical", enfatizó.

Tanto Morales como Quispe rechazaron las acusaciones y pidieron la dimisión del mandatario para dar lugar a la sucesión constitucional, nombrando presidente provisorio a un miembro del tribunal supremo de justicia, que llame a nuevas elecciones.

Comunicado de las Fuerzas Armadas


La jerarquía de las Fuerzas Armadas bolivianas advirtió que "actuará con la mayor firmeza" contra quienes "se apartan de la convivencia pacífica", en el primer pronunciamiento militar desde que se desató la convulsión social.

Las Fuerzas Armadas advirtieron que empleará a sus efectivos militares "para garantizar la integridad física de los bolivianos así como el normal funcionamiento de las plantas de abastecimiento de energía eléctrica, agua, comunicaciones y el flujo de los productos de primera necesidad".

A la renuncia de tres ministros de la populista Nueva Fuerza Republicana (NFR), recientemente aliada al gobierno de Bolivia, se sumó más tarde la dimisión del titular de Desarrollo Económico, Jorge Torres, de las filas del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR).

La violencia también llegó a La Paz, con saqueos, incendios y enfrentamientos que dejaron dos muertos, según fuentes policiales.

Los manifestantes han incendiado una galería comercial, cerca de la neurálgica avenida Mariscal Santa Cruz, en el corazón capitalino, escenario de violentos choques con policías, según reportes de medios locales y una oficina policial.

Las protestas también se propagaron a Oruro y Cochabamba.

El sindicato de transporte público llamó a una huelga indefinida y movilizaciones para exigir la renuncia del mandatario.

Llamamiento de la Iglesia


La Iglesia Católica de Bolivia llamó a las Fuerzas Armadas y a la Policía a que, desde su compromiso por la defensa de la institucionalidad del Estado y la democracia, "viabilice soluciones urgentes, no autoritarias, evitando mayor derramamiento de sangre inocente", dijo un documento de los obispos.

Fuerzas militares ocuparon anoche el centro de La Paz con el apoyo de tanques y carros de asalto y dispersaron a cientos de manifestantes, tomando el control del centro y puntos estratégicos de la periferia capitalina.

Un total de 70 turistas, entre ellos 36 estadounidenses y varios europeos, fueron evacuados cerca a la medianoche en dos aviones militares desde el aeropuerto de La Paz hasta la ciudad de Santa Cruz, constataron periodistas.

La inversión más ambiciosa


Madrid. - El plan de exportación de gas natural del gobierno boliviano que el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada aparentemente frenó para aplacar la creciente convulsión social es la "más ambiciosa inversión" del grupo español Repsol-YPF en América Latina, afirma hoy un diario español.

La decisión de Sánchez de Lozada de interrumpir el proyecto "pone en riesgo una inversión de 5.200 millones de euros (unos 6.000 millones de dólares)", indica el diario económico Expansión.

El plan de exportación, en el que Repsol-YPF participa junto a otras tres compañías multinacionales en el consorcio denominado Pacific LNG, es la "más ambiciosa inversión para los próximos años en América Latina" del grupo español, afirma ese matutino, advirtiendo que dada la situación actual "puede sufrir un grave revés".

No obstante, las tareas de "factibilidad del proyecto y estimación de reservas (del proyecto), continúan", afirmó una fuente cercana a Repsol-YPF en Madrid, que admitió que la compañía está "un poco a la expectativa de lo que ocurra a nivel político". (AFP-EFE)