Sucesos: SUCE-03 Mató a tantas mujeres que perdió la cuenta


Seattle (EEUU).- Gary Ridgway, de 54 años de edad, conocido como "El asesino de Green River" confesó anoche ante un fiscal de Washington, haber asesinado a 48 mujeres, en su mayoría prostitutas, aduciendo que "mató a tantas mujeres que se le hizo difícil llevar la cuenta".

Ridway, así se ha convertido probablemente en el mayor asesino serial de la historia de los Estados Unidos, siguiendo los pasos de los tristemente célebres asesinos John Wayne Gacy, quien fue condenado y ejecutado en los años 80 por el asesinato de 33 jóvenes en Chicago; de Ted Bundy, quien fue acusado y luego ejecutado por haber matado a 30 personas y de Jeffrey Dahmer, (El Canibal de Milwaukee), que descuartizó a 17 víctimas masculinas y comió sus restos.

En su confesión ante una Corte de Seatlle Ridgway dijo: "Maté a tantas mujeres que se me hizo difícil llevar la cuenta (...).

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Odio a la mayoría de las prostitutas y no quería pagarles por tener sexo.

El asesino confeso (tres veces divorciado y pintor de automóviles) tiró varios cadáveres en el río Green River, cerca de la ciudad de Seattle, y cometió la mayor parte de los crímenes en un lapso de 24 meses a partir de julio de 1982.

Las prostitutas "eran fáciles de levantar sin llamar la atención. Creí que podía matar a tantas como hubiera querido, sin ser detenido", señaló en tono calmo en su testimonio el denominado asesino de "Green River".

"A la mayoría las maté en mi casa... y maté a otras tantas en mi camión, no lejos de donde las había levantado", agregó el documento, leído por el ayudante del fiscal, Jeff Baird.

Aunque pesaban sospechas sobre él desde los años ochenta, la policía no había recogido evidencias en su contra y no fue detenido hasta fines de 2001 gracias a un análisis de ADN.

Entonces se presentaron cuatro cargos por homicidio agravado, a los que Fiscalía agregó otros tres cargos a comienzos del corriente año, pero no pudo vincularlo a los otros crímenes.

El acusado comenzó a cooperar con los investigadores a comienzos de 2003 en función de un acuerdo que le permitiría no ser ejecutado.

Desde una celda especialmente construida debajo de las oficinas del Sheriff, Ridgway, con total cinismo comenzó a guiar a los detectives hacia los cadáveres que había enterrado cerca del río, en los alrededores de Seattle.

Vecinos y compañeros laborales describieron al delgado hombre de anteojos de cabello fino como un "tipo simpático" y poco llamativo. Ridgway trabajó por más de 30 años en una empresa de transportes.(Télam/SNI).