Pantallas & Escenarios: PAN-03 Señal de ajuste: Mi caramelo
Por Roberto Maurer


Sería otra broma de Tinelli, el productor de "Costumbres argentinas", la tira que concluyó ayer. Aquellas viñetas de la clase media argentina de la década del '80 del principio se fueron esfumando y en los últimos tiempos la ambientación ya era tan intemporal que escapaba a cualquier cronología, salvo aquella que suministraban las acciones mismas de los personajes en la esfera subnormal en la cual habían comenzado a desenvolverse.

Hasta hubo quejas del público, cuando se señaló que, en cierto momento, los personajes se habían metido en una pileta, habían pasado siete meses y no se habían movido de ella. Seguían allí, con la misma ropa de baño y corte de pelo, como si la marcha de las estaciones se hubieran detenido.

¿Era la misma novela donde se enfrentaban los Pagliaro y los Rosetti? El que salió y volvió, bien pudo preguntar si le habían cambiado de canal. ¿Y Carlín Calvo, dónde está? ¿Qué se hizo de la Picchio? ¿Y la Valenzuela? La respuesta correcta es: en enero todos trabajan en la temporada teatral de los centros de turismo. Los adultos se retiraron de "Costumbres argentinas", y eso la convirtió en una suerte de "Pelito" del siglo XXI, como asentó un diario porteño.

La tira se fue prolongando por factores externos a su propia lógica narrativa, si es que alguien la pide. Su fin estaba previsto para el 15 de diciembre, pero la programación de Telefé, el rating y la demora de "Los Roldán", su sucesora, la estiraron apelando a una intriga policíaco juvenil hasta llegar a la instancia de anoche, donde Carolina (Juanita Viale disfrazada de monja) roba la recién nacida de Mariana y Gabriel (Daniela Herrero y Tomás Fonzi).

Luego del rescate de la criatura, Juanita Viale termina atropellada por un auto (tirada en la ruta y bien quieta, fue lo mejor que hizo en toda la novela), mientras Antonio (Iván González) acaba aferrado a los barrotes de un calabozo, lo que permite a la pareja, su beba y el medio hermanito, encontrar la paz en Villa La Angustura. Han pasado tres meses, pero la beba sigue del mismo tamaño, como si nunca le hubieran dado una mamadera, en tanto el chico creció de golpe y corre como un salvaje. Tomás Fonzi toca la guitarra a orillas del lago durante la puesta de sol y ella escribe un diario íntimo en el cual derrama frases inspiradas como "las puertas de la felicidad se abren para mí", "el amor trajo la calma" y "nuestro presente es maravilloso". El "presente" sería el 1° de enero de 1986, porque al fin se menciona una fecha, aunque el fondo musical es la Bersuit en "Mi caramelo", un tema actual. Está utilizada como balada romántica, cuando, justamente, es una parodia de las baladas románticas.

La ausencia de los profesionales del elenco original puso en evidencia el amateurismo bochornoso del sub 23 que ocupó su lugar. Resultan inexplicables los elogios a las condiciones artísticas de Juanita Viale, salvo que se crea en la existencia de un periodismo venal, o al menos obsecuente ante los apellidos Tinayre Legrand. En cuanto a Daniela Herrero, nunca había actuado, y Tomás Fonzi, 22, a los tres meses de su debut en televisión comenzó a estudiar porque le daba vergüenza, según confesó. Hizo teatro y quiere volver, para no adquirir lo que llama "las mañas de la televisión", dijo en un reportaje, y brindó un ejemplo práctico: "Cuando sabés que están en plano corto, podés rascarte un huevo que no pasa nada".