Deportes: DEPO-03 Costumbres sabaleras

Un fútbol sin luces y con sombras fue el de Colón. Inclusive, el mejor ordenamiento de Arsenal hizo que ganaran en todos los sectores de la cancha, como ocurre con Gandolfi y Ruiz, que neutralizan sin problemas al "Bichi" Fuertes. FOTO: AGENCIA DYN. 
Colón volvió a mostrar su preocupante frialdad de visitante. No sólo perdió ante Arsenal, sino que se quedó sin cuatro titulares para el próximo partido: Pereyra, Bedoya, Marcos González y Fuertes. La salida de Maturana y los jugadores del vestuario se prolongó más de lo previsto. El técnico rojinegro dijo que no pensó en renunciar.


Buenos Aires (Enviado Especial).- La nueva decepción de Colón conduce, inevitablemente, al desconcierto que se siente al intentar explicar el porqué de semejante frialdad que transmite el equipo cuando tiene que salir de Santa Fe. No se comprende porque tampoco hay motivos. Colón tiene jugadores de experiencia, de jerarquía, varios de ellos ya gozaron de la posibilidad de ser campeones o de pelear arriba, y el técnico también tuvo esa chance. Entonces, ¿por qué tenemos que condenarnos, casi irremediablemente, a que Colón muestre caras tan distintas entre un partido y otro?, ¿por qué no se repiten, de visitante, esa ambición y ese empuje que identifica al equipo cuando juega de local?, ¿viene del técnico?, los jugadores dicen que no. O por lo menos Ledesma, uno de los pocos que salió a decir algo en la triste y solitaria noche de Avellaneda, tras un encierro que se prolongó más de lo habitual y en el que Maturana habría reflexionado más de un tema con sus jugadores y no sólo específicamente la actuación ante Arsenal.

Sólo en ese desgano y frialdad acusados por Colón, se puede encontrar el "recoveco" para entender por qué Arsenal -equipo limitado pero que reemplaza carencias por entusiasmo- le haya ganado con claridad el partido. Porque en el análisis individual y de aspiraciones, Arsenal debería estar algún escalón debajo. Y sin embargo, hasta en la actitud se notó que quería más que Colón. Y llegó al gol, pudo aumentar y terminó ganando sin discusiones el partido.

Ni una jugada de gol


La frialdad de Colón se notó en un aspecto que no pasa inadvertido para ningún hincha: la generación de situaciones de gol. Colón no tuvo una sola jugada clara ante Limia. Pero ni siquiera puede decirse que esto se debió a un extraordinario funcionamiento defensivo de un equipo -el de Arsenal- que, precisamente, se destaca por su solidez. Es que Colón no lastimó porque no supo, porque equivocó los caminos y porque hubo jugadores literalmente "borrados", como Moreno y Fabianesi, Giovanny Hernández y hasta el propio Fuertes, impotente al final del partido (fue expulsado) y sin contar con una sola situación para mostrar su vocación goleadora.

El único que tuvo voluntad para despertar de la apatía fue Héctor González. Al menos, el venezolano se animó a encarar y desbordar por su sector, más allá de que casi siempre terminó la jugada en forma equivocada o con alguna imprecisión. Pero quiso y pudo, algo que el resto de sus compañeros no demostraron. Ni el querer y, muchísimo menos, el poder. Y esto es lo que llama la atención.

Un técnico sin respuestas


Ni siquiera Maturana tuvo alguna respuesta ante la pasividad y liviandad de su equipo. A los cambios los hizo cuando ya perdía, pero además, nada varió con ellos. Con Carignano en la cancha no hubo más profundidad, mientras que Gavatorta no tenía la solución para los problemas de Colón, porque estaba claro que a la impotencia había que enfrentarla con mayor decisión y audacia, cosa que el equipo nunca tuvo en los 90 minutos.

Se pueden tener uno o dos partidos malos como visitante. Hasta se entiende como algo que forma parte de la naturaleza misma de los equipos del interior, independientemente de que, por nombres, Colón debería salirse de ese molde y aportar algo diferente en función de la jerarquía de sus jugadores.

Aquí lo que sorprende es que transcurridas once fechas del torneo y seis partidos como visitante, ya lo de Colón se transformó en mala costumbre. Apenas cuatro puntos (el triunfo ante Newell's y el empate con Racing) sobre 18, son un signo evidente de que las cosas fallan cuando se sale del Centenario. Y lo peor es que además de perder, Colón deja una imagen preocupante y contradictoria. Le pasó con Talleres y River (sendas goleadas) y también con Chicago y Arsenal. Salvo River, con el que se puede perder por más que Maturana haya sido tan mezquino en su planteo, los otros tres equipos tienen, a priori, mucho menos que Colón. Y sin embargo, los tres le ganaron con comodidad, ya sea en las cifras o en el planteo.

Uno todavía se resiste a aceptar esto y a creer que lo que se intentó y se formó, en función de expectativa en la gente, pueda desplomarse de esta manera, con un equipo que no brinda respuestas de visitante. Es (o por lo menos lo era a priori) suficiente la jerarquía y capacidad del técnico y la de los jugadores como para suponer que los miedos escénicos no iban a caer sobre este plantel. ¿Nos habremos equivocado tan feo?

Enrique Cruz (h)[email protected]