Sucesos: SUCE-02 Nueva versión sobre un crimen alevoso
La madre de un joven asesinado en San Agustín negó versiones y ofreció un dramático relato de los hechos.


En la edición del último sábado, El Litoral dio cuenta de un caso de homicidio registrado en el barrio San Agustín. En líneas generales se dijo entonces que Raúl Acosta intentaba visitar a su novia adolescente cuando fue interceptado por quien se oponía a esa relación, Angel Navarro, el padre de la menor. Luego agregamos que, mientras estos hombres protagonizaban una pelea a puño limpio, un tercero -hermanastro de la novia-, apareció en escena y armado con una escopeta disparó a quemarropa contra el muchacho, matándolo en el acto.

Ahora, esta versión de los hechos no es compartida por Graciela Alegre, madre de Raúl Acosta. Alegre asegura que su hijo nunca fue novio de esa chica y sostiene que, por el contrario, era ella quien lo pretendía a él.

Esto -según la madre-, podría explicar por qué la noche del crimen la chica -posiblemente despechada por la indiferencia que Raúl le desmostraba-, lo siguió por la calle para insultarlo e iniciar de ese modo el incidente que habría de concluir trágicamente.

Graciela Alegre recuerda que al anochecer del viernes su hijo Raúl dejó la casa para hacer un mandado. Debía llevar algo de dinero a una de sus hermanas y para eso obligadamente pasó ante la casa de la familia Navarro.

"Entonces -dice Graciela-, mi hijo que había trabajado toda la tarde y estaba cansado -también algo bebido-, no estaba en condiciones de buscar pelea y mucho menos, defenderse. Escuché enseguida que esa chica le gritaba algo, pero no me llamó la atención porque ella siempre le buscaba problemas.

"Un poco más tarde -agregó-, escuché los gritos de otras personas y en ese momento vinieron unos vecinos para avisarme que a Raúl le estaban pegando entre varios. Que lo habían golpeado -decían-, y que, caído en el suelo, le seguían pegando patadas.

"Después, apenas salí a la calle, escuché ese tiro. `Es su hijo, Doña Graciela', escuché que me gritaba alguien. Corrí hacia él y lo encontré tirado en el piso con una herida en pecho. Lo quise ayudar, pero él alcanzó a decir: `Me mataron', nada más".

Un linchamiento


A los familiares de Raúl les interesa aclarar que no existía noviazgo alguno con esa chica, porque él era mayor y "tenía una relación de pareja con otra joven". También desean desmentir algunas versiones -no publicadas por este medio-, que insinúan que el muchacho fue asesinado porque "intentó abusar de la menor.

"Nada de eso -dijo Graciela-, nosotros con esa chica y su familia no teníamos trato, ni lo queríamos tener porque sabíamos que eran violentos. Los conocíamos porque eran nuestros vecinos y también porque, como nosotros, participaban del culto en el templo pentecostal, pero nada más que eso".

Luego, en relación a cómo ocurrieron los hechos la versión que ofrece Graciela Alegre no difiere mayormente de la brindada por este diario, sin embargo su relato es más dramático, todavía. Según ella, el crimen fue una suerte de linchamiento protagonizado no sólo por el padre y el hermanastro de la chica, sino también por otras muchas personas.

"Fueron muchos los que golpearon a mi hijo -dice Graciela y se pregunta ahora-, ¿Qué sienten los que hicieron eso? ¿Qué siente Chichito con lo que hizo? ¿No era bastante con que le pegaran entre todos? ¿Tenían que matarlo cuando estaba en el suelo, tirado, indefenso?

"Chichito -reflexiona la madre de Raúl Acosta-, con ese tiro no sólo mató a mi hijo y destruyó a mi familia, también arruinó su vida y la vida de su gente".

Chichito, presunto autor del disparo mortal, abandonó el barrio de San Agustín y desde la noche del viernes la policía anda todavía tras sus pasos. Cuando lo encuentren, decidirá la Justicia.

José Luis Pagés