La adaptación de la estructura vial al cauce natural del curso de agua implica triplicar la luz de escurrimiento. Se trata en suma de seguir el criterio hidráulico empleado para construir -mucho antes- el Carretero que logró soportar sin graves sobresaltos tanto la última inundación del Salado (la mayor registrada) como la de 1973, que también dañó al de la autopista. La ampliación de la luz de escurrimiento se completa con el tramo tres que cierra la defensa en el borde oeste y la ampliación del puente sobre la ruta 70, que se espera tenga los fondos necesarios en 2005.