La Nación y varias provincias se han unido en un proyecto para generar información ecológica básica que permita evaluar el estado de situación de las poblaciones silvestres de nutria (Myocastor coypus) en las principales regiones "nutrieras" del país.

A partir de dicha evaluación se pretende diseñar un plan de acción con medidas básicas concretas que contribuyan efectivamente al manejo sustentable de la especie y de su entorno natural y al mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades humanas locales que habitan los grandes sistemas de humedales de Argentina.

Este Programa Nacional de Manejo de Nutria está integrado por la Dirección General de Recursos Naturales de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Provincia de Santa Fe y por las Direcciones de Fauna Silvestre de las Provincias de Buenos Aires, Corrientes, Entre Ríos, Chaco, Córdoba y Santiago del Estero. Es coordinado por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.

Para lograr los objetivos mencionados, se realizarán estudios básicos de "análisis y evaluación de hábitat" y se determinará su relación con la abundancia y la estabilidad de las poblaciones del coipo, quiyá o "nutria".

Se entiende por análisis de hábitat una descripción relativamente completa y objetiva del "conjunto de factores del medioambiente (recursos y condiciones), tanto físicos (suelo, aire, agua) como bióticos (comunidades vegetales y animales), que permiten a una especie animal sobrevivir y reproducirse en un área dada durante un período de tiempo determinado". El hábitat podrá ser, entonces, más o menos "apto" o adecuado, de acuerdo con la calidad, la cantidad y las posibilidades de uso efectivo de sus componentes por parte de la especie en cuestión.

Por ser la nutria un roedor de hábitos acuáticos, para vivir necesita de cuatro factores: agua, que no debe tener menos de 20 centímetros de profundidad ni superar los 70 centímetros, por lo que prefiere los bañados; alimento, el cual se lo proporcionan los camalotes, sagitarias y demás vegetales acuáticos; sitios de reproducción, donde construye sus nidos con juncos o totoras, y sitios de refugio, como el agua, donde se sumerge para escapar de sus predadores, y la vegetación del bañado, donde puede esconderse.

Se compara entonces este hábitat ideal de bañado con uno de río, por ejemplo, en el que la nutria no encuentra todos los factores mencionados y, en consecuencia, adapta su forma de vida al medio. Por nombrar una de estas variaciones, en lugar de nidos construye cuevas. O bien, se observa un mismo hábitat, previa y posteriormente a determinada perturbación o disturbio en la estabilidad de la especie, como puede ser la temporada de caza autorizada.

Es decir que, a partir del análisis y la posterior evaluación de la mencionada aptitud de hábitat, se intenta responder dos grandes interrogantes: ¿En cuáles áreas o sectores de cada territorio provincial se puede cazar a la especie y en cuáles no? y ¿en qué época del año y durante cuánto tiempo? A dichas cuestiones se le suma una tercera pregunta básica, íntimamente relacionada con éstas y de carácter fundamental: ¿cuántas nutrias se pueden cazar?

El fin último es cubrir las zonas nutrieras de la provincia, dando para cada una de ellas recomendaciones de manejo con sustento biológico-ecológico, punto de partida básico en el que debería apoyarse toda estrategia para el manejo sustentable de cualquier especie animal.

En el año 2000, la Dirección de Recursos Naturales y Ecología de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de Santa Fe comenzó a ejecutar el programa, llevado adelante por la bióloga Liliana Moggia, el técnico agrónomo Juan Carlos Rozzatti, el profesor Roque Quaini y la profesora Elia Pascual.

Se establecieron en la provincia tres zonas de muestreo de hábitat de la nutria, diferenciadas por su vegetación. Una, en el cruce La Zulema en el departamento Vera, que es de pajonales ralos; la segunda, en el Paraje 124, que corresponde a los bañados de la laguna La Loca, también ubicada en el departamento Vera, y presenta vegetación cerrada de juncos; y la tercera, en la localidad de San Joaquín, departamento Garay, que es considerada una zona intermedia. Se observan en estos sitios ciertos indicios (huellas, materia fecal, nidos, comederos, sendas) en una línea trazada al azar atravesando distintos ambientes, que van desde el monte al bañado. Los indicios permiten conocer cuántas nutrias habitan en esos ambientes, su edad y su sexo.

Los datos del muestreo de las diferentes provincias se envían a la Nación, la cual confecciona un modelo que derivará en un plan de manejo, el que posibilitará fijar la temporada de caza comercial en forma fehaciente. Por ejemplo, gracias a los datos que arrojó el muestreo, este año se retrasó la fecha de habilitación de la caza comercial en la provincia de Santa Fe. Habitualmente ésta se autorizaba a comienzos del otoño y, en el año 2004, se fijó desde el 15 de junio, debido a la fecha en que se produjeron las pariciones durante este año y a que las crías necesitan pasar un período frío para mejorar la calidad de su pelaje. Del mismo modo, se estima como fecha de finalización de la caza comercial el 15 de octubre, fecha que también puede ser modificada según los resultados que arrojen las observaciones de los sitios.

La Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Provincia de Santa Fe está en condiciones de afirmar que la especie nutria se encuentra conservada y que la calidad y la cantidad de los animales que se obtengan durante la temporada de la caza comercial serán óptimas.