La basura es sinónimo de subsistencia en El Arenal

Jóvenes del barrio y gente de Educambiente en plena tarea de erradicar minibasurales. FOTO: AMANCIO ALEM. 

Una fundación de Buenos Aires capacita y acompaña a los vecinos. Pretenden convertir los residuos en una fuente de ingresos económicos. En el barrio ya sueñan con organizar la propia planta de preclasificación.

Dos objetivos concretos movilizan por estos días a un grupo de 20 adolescentes y algunas mujeres de El Arenal: limpiar las calles del barrio eliminando los minibasurales y lograr que los vecinos que cirujean no clasifiquen los residuos que recolectan dentro de sus propias casas.

La iniciativa se enmarca dentro del proyecto Qué locura la basura que en forma conjunta pusieron en marcha la Municipalidad de Santa Fe y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

Para concretar la tarea se convocó a la Fundación Educambiente, una asociación sin fines de lucro que tiene sede en Buenos Aires, cuya misión es difundir la educación ambiental y promover la educación continua del hombre para cooperar en la solución de problemas ambientales.

El Arenal es un barrio muy pobre ubicado al suroeste de la ciudad, contra el terraplén Yrigoyen. La mayoría de los vecinos vive del cirujeo, actividad en la que trabaja toda la familia, por lo que es frecuente observar junto a cada vivienda precaria el carro, el caballo y la montaña de basura. Los niños pequeños, descalzos, sucios y desabrigados también forman parte de esa postal porque trabajan a la par de sus padres.

EL RIESGO DE CONVIVIR CON BASURA

Evidentemente convivir con la basura "trae como consecuencia innumerables problemas en la salud de las familias y la presencia de plagas", aseguró Alejandro Ruíz, biólogo de la Fundación Educambiente, junto a Juan Cruz Mendía y Virginia Vera.

Por eso, primero capacitan a la gente en pos de que tomen conciencia de que algunos materiales que recolectan tienen un valor económico, que se trata de una tarea digna, a la vez que colaboran con el cuidado el medioambiente.

"Hemos designado dos chicos líderes en el barrio, son adolescentes con muchas ganas de trabajar, de crecer y de hacer algo diferente, y los motivamos a que sepan que desde lo marginal se pueden lograr cambios", explicó Ruíz.

La tarea consiste en realizar un relevamiento casa por casa bajo el rol de promotores ambientales. Ramón Montenegro (21 años) y Sebastián Miers (22) integran el grupo de 20 chicos de entre 16 y 22 años que forman parte de la iniciativa. Dijeron que "era muy necesario empezar a limpiar porque hoy donde uno mira hay basura, es un desorden bárbaro. Si no acomodamos esto nosotros, ¿quién lo va a hacer?. Tenemos que hacerlo nosotros mismos y después que juntemos y clasifiquemos la basura la vamos a vender".

En eso consiste precisamente la segunda etapa: limpiar el barrio, para luego vender los materiales que se recuperan a la Asociación Dignidad y Vida Sana que funciona junto a la Planta del Relleno Sanitario.

Esta acción se articula con el municipio que provee contenedores, bolsas, guantes, palas y rastrillos; la gente del mismo barrio que trabaja en la experiencia

Hábitos de higiene

María Teresa Ramos es una de las líderes del grupo encargada de la organización y capacitación de los chicos. "Quiero que los jóvenes tomen conciencia de que el barrio es de ellos y que tienen que cuidarlo para mejorar las condiciones de vida de ellos y de sus propias familias. Acá la mayoría vive del cirujeo y la rotación de basura es permanente porque algunos salen a la mañana, otros a la tarde y otros a la noche".

A pesar de que el camión recolector empezó a transitar las calles de El Arenal hace unos meses, los minibasurales son una constante. "La gente no se acostumbra a sacar sus bolsas de residuos, les queda más cómodo tirarlas en cualquier lado y así se han formado muchos basurales que están tapando los desagües", confesó María Teresa.

Por eso la capacitación es fundamental, ya que hay que transmitir a los vecinos desde los mínimos hábitos de higiene.

Para Ruíz, "no importa que sean pocos los que trabajen" en este proyecto. "Lo importante es que logremos conformar un grupo sólido que perdure en el tiempo. Así, de a poco, se va a ir contagiando el resto del barrio", finalizó.

El desafío es grande. Pero los rostros de los jóvenes denotan entusiasmo y ganas de tirar la basura a la basura para cambiar el barrio. Pero no se conforman. Tienen un sueño mayor: organizar una planta de preclasificación de residuos que les permita generar ingresos económicos, al estilo de la Asociación Dignidad y Vida Sana que funciona junto a la planta de relleno sanitario.

Radio de limpieza

La actividad comprenderá un radio de 10 cuadras: desde General López hasta Cervantes, y desde pasaje Madeo hasta el terraplén Irigoyen.