Para no revolver más la basura

La cooperativa El Ceibo funciona en Buenos Aires con el objetivo de dignificar la tarea de los recuperadores de basura y aportar para el logro de conductas ambientalmente sustentables de la población. La tarea que realizan los recuperadores es individual y el material obtenido se entrega a grandes acopiadores.

La actividad de los cirujas se ha convertido en un trabajo desprestigiado, ilegal, insalubre, que muchas veces deben compartir con los hijos.

A diferencia de esta vieja modalidad, El Ceibo propone a los trabajadores asociados un cambio fundamental: participar en forma directa y legal de esta actividad, con lo cual se produce la reinserción de este grupo marginado en el campo laboral. Sus integrantes son recolectores callejeros (cirujas) con experiencia que unieron fuerzas; que se han capacitado y profesionalizado para generar una actividad productiva, una genuina fuente formal de empleo basada en la recolección, separación, recuperación y comercialización de los materiales recuperables.

La experiencia se lleva adelante en el barrio de Palermo, con una importante cooperación y articulación de los vecinos e instituciones de la zona.

Cristina Lescano, líder de la agrupación, explicó a El Litoral que "después de hacer un trabajo de hormiga logramos que los vecinos de Palermo se conviertan en nuestro clientes. Ya no revolvemos más la basura, sino que el vecino la clasifica en su casa y nos entrega en mano el material, separado en cartón, papel, vidrio, plástico, ropa, muebles. Tenemos horarios que convenimos con ellos y se crea un vínculo de confianza. Incluso alguna empresas nos empezaron a buscar para proponernos que incorporemos dentro del circuito del recupero otros materiales como el tetra-break".

DIGNIFICAR LA ACTIVIDAD

Los objetivos generales son dignificar la actividad laboral del cirujeo con el fin de mejorar la calidad de vida de las familias que integran la cooperativa; promover el cooperativismo como forma alternativa de trabajo para el bienestar común, la solidaridad, la participación y ayuda mutua; propiciar la concientización de los vecinos en beneficio de una mejor calidad ambiental; y promover la separación de los materiales recuperables.

Los beneficiarios directos del proyecto son 104 unidades familiares que se encuentran por debajo de la línea de pobreza. Son beneficiarios indirectos la población del barrio de Palermo en general; y en sentido más amplio, todos los habitantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.