El filete vuelve a la calle
Es un tipo de ornamentación porteña surgido a principios del 1900. Se lo utilizaba para adornar los carros lecheros y luego los colectivos.

El filete porteño, un arte pictórico emblemático de Buenos Aires emparentado con el tango, vuelve a tomar las calles de la ciudad de la mano de las nuevas generaciones de artistas que aplican esta técnica en la publicidad y el diseño.

"El filete está más de moda que nunca porque hubo un resurgimiento de todo lo local, como también sucedió con el tango. Además, ahora muchas empresas utilizan el fileteado para hacer publicidad", dijo a EFE Alfredo Genovese, un artista de 40 años.

"Lo más novedoso en el campo del fileteado son las aplicaciones sobre tatuajes, sobre ropa y sobre el cuerpo", agregó este argentino descendiente de italianos, cuyos trabajos se exhiben, en avisos publicitarios y murales, en distintas esquinas de Buenos Aires.

El filete es un tipo de ornamentación típicamente porteño nacido a principios del 1900, cuando se lo utilizaba para adornar los carros lecheros y luego los autobuses colectivos, que dejaron un aburrido gris para colmarse de colores, hasta que una ley prohibió su uso en 1975.

"Eso produjo una cierta decadencia de este arte porque los fileteadores eran empleados de las carrocerías. Hasta que los más jóvenes, que habían aprendido a pintar carros y colectivos, comenzaron a pintar tablas de madera", contó Genovese.

"Hoy en día ese tipo de decoración se transformó en un género propio que se utiliza para distintas cosas. En el fileteado se utilizan colores vivos, se da una sensación falsa de volumen y en muchos casos incorpora frases", explicó el artista.

Cintas argentinas, flores de cinco pétalos, retratos de personajes del tango, pájaros y dragones surrealistas vuelven a cobrar protagonismo en carteles de almacén, murales, objetos, vestidos y hasta la piel, ya que en muchos casos los diseños se aplican mediante tatuajes.

También suelen aparecer frases populares y sentenciosas como "Mirame que estoy un kilo (muy bien)", "Serio como perro en bote", "En la cama de los vivos este gil (tonto) duerme una siesta" o "De guita (dinero) ando escaso pero de pinta (buen aspecto) me paso".

ASOCIACIÓN CON EL TANGO

El filete suele estar asociado al tango, que se transformó en los últimos años en uno de los motivos más recurrentes entre los artistas, la mayoría de los cuales aprendió esta técnica con los maestros de las antiguas empresas de carrocería.

"La relación entre el tango y el fileteado se remonta a unos veinte años nada más. Se da una especie de fusión de ambos géneros que se sustenta mutuamente. Antes se utilizaba mucho la cara de (el mítico cantante Carlos) Gardel o la letra de algún tango", contó Genovese.

Los artistas más jóvenes aplican el filete al diseño gráfico y de indumentaria y a la pintura corporal. Además, muchas empresas los contratan para sus campañas publicitarias, que en general buscan destacar los valores estéticos porteños.

Un ejemplo de esto fue una campaña publicitaria realizada hace varios años por un canal de música local, cuyo eslogan era "de tu lado del mundo" y estaba compuesta por fotografías de músicos y modelos famosos que aparecían con sus cuerpos fileteados.

"Yo me especialicé en publicidad e imagen corporativa porque me permite agudizar el ingenio. Esa campaña buscaba fidelidad con el público local, los personajes pintados con fileteado tenían un símil tatuaje, con la bandera argentina, que daba una sensación de localismo muy fuerte", contó Genovese.

Además de agencias de publicidad, desfilan por su taller muchos tatuadores que le piden que haga cosas tan insólitas como el fileteado del escudo del club de fútbol Boca Juniors para luego pasarlo al cuerpo, hasta la decoración de una bañera pintada con dragones y flores.

Un dato que marca el regreso de este género pictórico a las calles de Buenos Aires es la vuelta del fileteado con cintas argentinas a algunas líneas de los autobuses colectivos, aunque con menos ornamentos que los de la década del cuarenta.

Genovese acaba de regresar de España y Francia, adonde fue a presentar su libro "Tratado de filete porteño", en el que explica la técnica de este arte decorativo y exhibe sus trabajos.

Desde 1998, el artista se especializa en la enseñanza del filete en varios talleres, a los que concurren unas setenta personas de variadas edades, oficios y nacionalidades, a través de los que se asegura que este arte tan peculiar perdure en el tiempo. (EFE)

Lucila Sigal