El hincha rojiblanco aplaudió, como es su saludable costumbre, a los chicos del club luego de la derrota, pero se fue preocupado. Es que no parece ser un síntoma aislado el que mostró ayer el equipo, sino que se repitieron fallas que marcaron una tendencia descendente en el accionar conjunto, luego de aquel promisorio debut en el 15 de Abril frente a Defensores de Belgrano.

Respecto de esto hay tanto un aspecto positivo como otro que inquieta: los errores son puntuales, pero se prolongan en varios aspectos del juego. Desde el fondo hasta el área rival, y también en la conducción técnica, hay cuestiones para analizar luego del revés ante Chicago.

Una de las cosas que más sorprende es lo mucho que le cuesta al equipo funcionar en ataque. Ayer, más allá de que fue un partido de gran despliegue y pocas situaciones de real peligro, Unión no encontró variantes para vulnerar al "Torito" y convertirse en protagonista cerca del área rival.

Lo desconcertante al respecto es que ya se jugaron seis fechas y debiera haber ya atisbos de sociedades que puedan remontar trámites complicados y desnivelar, sobre todo cuando se juega en Santa Fe. No hay dudas de que la intención del técnico y de los propios jugadores es ser ofensivos, pero todo parece recaer en la invención individual de García o Pereyra, por lo que cuando ellos no aparecen o son neutralizados por la marca se diluyen las acciones en un intrascendente toque que se pierde en la mitad del terreno o en algún centro al área sin dueño certero.

Pero hay falencias que son todavía más determinantes, porque se dan cerca del propio arco y tienen el precio más caro. En este sentido, la línea de tres no da las respuestas esperadas. Ya con Defensa y Justicia se pasaron sobresaltos, que llegaron a un punto máximo frente a Godoy Cruz y se prolongaron ayer.

Encima, Roberto Trotta cometió errores infrecuentes para alguien de su experiencia y categoría. Más allá del puntual que determinó la conquista de Simone (se dejó ganar con el cuerpo en una pelota que llegó por un saque lateral, no anticipando la previsible acción del delantero), el múltiple campeón estuvo falto de tiempo en algunos cruces, quizás por el tiempo que acumuló sin jugar antes de este torneo o porque todavía no se encuentra en plenitud física. Pero lo concreto es que está lejos de brindarle las soluciones que todos los unionistas esperaban con su arribo.

En ese contexto, parece acabada la opción de jugar con líbero y stoppers, ya que además las chances para armar una línea de cuatro son interesantes: con Donnet en su habitual posición de cuatro, Mosset y Trotta compartiendo zaga (y complementando el trabajo) y un Desvaux que ya se acomodó a un obligado puesto por izquierda, no hay dudas de que el panorama puede ser otro. Incluso para la mitad de la cancha, que vería así mejor cubierto los laterales en defensa.

Hay dos puntos que se le pueden cuestionar al técnico. Uno de ellos es, otra vez, los cambios que dispuso, principalmente el de Bassó por Battión. Es que se comprende que se haya sumado un atacante para buscar la igualdad, porque además sólo quedaban quince minutos, pero para eso primero es necesario crear las situaciones propicias, y ahí Unión perdió con la salida del volante central, que con su buen manejo de la pelota había crecido en protagonismo y se había convertido en un obligado paso en el trayecto al campo rival. Oyeras dijo que optó por él y no por Sartor porque necesitaba a alguien de marca en el medio. Puede ser, pero faltaba poco para el final y Battión es cinco también.

La otra modificación abre la discusión a un tema sin respuestas evidentes. El ingreso de Donnet por Pérez no le aportó nada al equipo. Por un lado, el "Perro" está pasando por un bajo nivel individual, pero por otro Unión no cuenta con opciones para el sector izquierdo, ya que incluso perdió total trascendencia Urresti al pasar a ese andarivel, luego de un arranque del complemento en el que tuvo un par de desbordes que complicaron a Chicago. En esto se le puede criticar al técnico por qué no evaluó en el momento de definir las incorporaciones la carencia en el plantel para los puestos por ese lateral de la cancha, ya que ni siquiera hay un tres que pueda ser titular (el candidato es Desvaux, un marcador central). Además, tampoco Pérez está acostumbrado a jugar como carrilero, porque siempre lo hizo como enganche, con lo cual da ventajas en la marca. Entonces, ¿nadie anticipó este déficit y trató de solucionarlo antes del comienzo de la temporada? Parece una cuestión inexplicable.

En la humildad y autocrítica sincera, incluso pública, que tiene este cuerpo técnico pueden encontrarse virtudes que inicien el repunte. Con un grupo joven pero que ya supo llevar el barco a un puerto seguro en tormentas de muy superior riesgo, está la esperanza intacta. En el expresivo y repetido apoyo de sus muchos seguidores se encuentra además el principal sostén para revertir la actualidad y volverse fuertes en Santa Fe, condición obligatoria para no penar en la tabla. Las condiciones están intactas entonces y el próximo viernes ante Belgrano en Córdoba será una ocasión propicia para marcar la tendencia: o se corta la negativa racha sin victorias en el interior o se profundiza el atisbo de preocupación de ayer.

Carlos Delfino fue el dueño de la ovación principal de la noche santafesina. El jugador de básquet, que hizo las inferiores en la institución y es además reconocido hincha rojiblanco, recibió por parte de la Comisión Directiva una merecida plaqueta por haber participado del inédito logro de la medalla de oro en los Juegos de Atenas 2004. Un representante del club y de nuestra ciudad que promete más conquistas y que ahora va a jugar en la prestigiosa NBA.